Albricias

Sostengo que la vida es y sera siempre simple y sencilla.

Hematomas en mis rodillas

Por tratar de llegar al trabajo temprano, termino con hematomas en mis rodillas. Es obligatorio el uso de faldas en la empresa, pero, a nadie le importa que siempre sea  empujada y caiga en el piso, y que por eso pierda el metro de las 6 am y deba correr para conseguir puesto en el bus para estar a tiempo y sonreír de agrado al cliente.  Seguramente diran que soy torpe, sin embargo, no se han fijado que se deberia mejorar la fluidez del transporte público? los jefes usan ese medio de transporte y también pasan por lo mismo que yo.Otra solución seria dormir menos, y así me da tiempo de tomar el de las 5:30, bien pensado.

Tropel de pensamientos

Posiblemente sea el uso de las faldas, con pantalones se ve menos los hematomas, pero, igual duelen y dura una eternidad la marca. Debería de proponer a la jefa el uso de pantalones con rodilleras, o ser mas productiva y cerrar el pico, sin embargo, me siguen doliendo las rodillas, aunque pensándolo bien, no me he fijado en las piernas de mi jefa, usara medias? Si me aplico base de  maquillaje no se vera, y podre ir al cafetín y almorzar con mis compañeras, voy cuando ya no se vean, una buena decisión.Vaya¡ que manera de olvidar en el bus lo incomodo de ir de pie en tacones por casi dos horas y con dolor en las rodillas.

Traspiés

No es que me siga cayendo también en el trabajo, solo que un maní con pechugas grandes y minifaldas trata de quitarme el puesto. El jefe consume mucho maní para tener mayor rendimiento, y así pensar mejor, es un alimento nutritivo alto en niacina, muy recomendado por médicos. El cacahuete trabaja en exceso, pues, tenemos un jefe demandante, y debe hacer dos o mas labores al mismo tiempo, si supiera que mi mayor placer es que llegue la quincena y poder descansar esos dos días en mi habitación. Pobre, pasa su jornada tratando de darme zancadillas, creo que ella no se ha dado cuenta que no es el único maní de la bolsa, menos que hay más de un tentempiés en el menú.

Reptiloides

Según wikipedia, los repitolides son reptiles humanoides venidos del espacio y que buscan camuflajearse entre nosotros para beneficio propio, o hacernos daño, y yo lo creo. En mi trabajo existen varios con dobles vidas, sobretodo, los que hacen daño. Mi jefa hipnotizo al vigilante, y su esposo la demando por haber traído al mundo un hijo interestelar, ella rubia al igual que su marido, y la criatura un híbrido azabache de aspecto batracio. Por eso ando con espejos anti camaleones, lo conseguí en una barata de app, magnifica adquisición, ya no pierdo tiempo en salidas llenas de escondrijos para que no sean descubiertos, menos llamadas anónimas amenazantes, ni hablar de excusas balurdas y celulares tapados. Esa biblioteca online se quedo pendeja ante la cantidad de especies, géneros, familias y subfamilias, bueno, de alguien hay que hablar, parecen que ofrecieron la vida de otros para el chisme de muchos, una especie peligrosa en verdad.

Nubarrones

Todo trabajo es digno y honorable, palabras oportunas y alentadoras de mi madre cuando la llamo cada vez para desahogarme. Ella tiene una escoba infinita que borra los nubarrones, esos que impiden mi llegada insana a la quincena. Los jefes con sus relámpagos empalagosos de nicotina y verborreas aupadoras, nos lanza ceraunias  que rompen de tajos nuestras espaldas, como recordando en cada rayo que sueltan lo esclavos y dependientes que somos, dejando nuestras mentes negras, saturadas de una realidad ajena a la vida que llevamos, y que en el transcurso a casa se entremezclan con las nubes de otros, para convertirse en un calvario tratar de conciliar un descanso digno de un profesional universitario.

Albricias

En mi ultimo aliento, una corazonada alentadora entra en mi cuenta, un pago oportuno y un mensajero a mi puerta, ese que siempre huele a fresco pino con peluche cielo. Lo recibo con un abrazo de lujo, firmo la hoja de entrega y le doy una patada, para regresar a mi íntimo blanco limpio. Mis días de descanso son para lavar la ropa, asear la habitación y dormir como Dios manda. Y ése ser omnipotente tiene a mi madre de aliada, ella cada quincena me envía mi detergente favorito, el café de la tarde, y el peluche cielo para enjuagar, miles de bendiciones para ella, y unas lagrimitas de agradecimientos al barbón, he sido buena persona.

El que no lava ropa, menos la suya propia, no sabe lo placentero que es ver colgada la ropa lavada y súper limpia en el tendedero improvisado que atraviesa la habitación, con el ambiente cargado a pino fresco, bañarte por una hora, y ver la caída del día asomada a tu balcón de medio metro cuadrado, disfrutando un café que sabe a hogar, y un eterno silencio.

La vida es simple y sencilla, y los sencillos con pinzas nos sacan.