Se habla mucho de la atracción y la fidelización del talento, un reto para las compañías ahora más que nunca. La tecnología elimina fronteras multiplicando las oportunidades disponibles y las nuevas generaciones tienen su propia visión de la vida en sentido amplio, lo que incluye el concepto del trabajo en particular.
Atraer aún puede ser algo más alcanzable: la propuesta de valor, el marketing, la marca, las historias, las redes sociales…. consiguen aportar esa visión atractiva que invita a acercarse. Fidelizar ya es más complejo. Las fórmulas basadas en formación, carrera y compensación ya no siempre funcionan o no funcionan tan bien como nos gustaría.
El bienestar es una pieza fundamental en este escenario que muchas veces resulta desatendida. Y no se trata solo de gimnasio y fruta para los empleados (que está muy bien) … se trata de construir organizaciones “mentalmente” saludables (lo cual es un poco más complejo) que permitan a las personas crecer, desarrollarse y aportar valor en el sentido más amplio. Serenidad y equilibrio son para mis los atributos a perseguir (y conseguir) en el ámbito del bienestar.
Vivimos en la inmediatez, la prisa, la urgencia, la” falta” de tiempo (aunque el tiempo es siempre el mismo y es el mismo para todos… todo depende de cómo y en qué lo emplees), la sobredosis de información, el “ruido” y la estimulación constante, la dificultad para mantener la atención, la falta de reflexión y de profundidad. Parece que, si no tienes prisa, sentido de urgencia, si no estas “a tope de trabajo” constantemente, sino estás estresado … es que no estás trabajando como debes o tanto como debes.
Y esto nos lleva a que muchas veces confundimos la serenidad (concepto sobre el que os invito a investigar) con lo que no es. Serenidad no es trabajar menos, no es dejar las cosas para otro día, no significa ser más lento o trabajar peor…me atrevería decir que incluso, al contrario. Aunque solo vayamos a la definición de la RAE ya encontramos en ella atributos muy valiosos como calma, aplomo, valor, entereza, firmeza o quietud.
La serenidad tiene que ver con la capacidad de mantener la calma en medio de las dificultades. Y eso, cuando trabajas con alguien que tiene esa capacidad, sin duda hace la diferencia en el bienestar del equipo. Construir esas organizaciones mentalmente saludables que mencionaba arriba depende de las personas y por eso es tan complicado.
Pero además del bienestar, en mi propia visión del mundo, resulta que el propósito (tú propósito en el ámbito profesional, no el de la empresa para la que trabajas) tiene un papel clave en continuar o dejar una organización. ¿El trabajo que haces y la organización en la que lo haces te permiten alcanzar ese sentido de propósito?
Si no tienes un propósito claro, se trata solamente de darle un significado a lo que haces: ya que de todas formas lo vas a hacer ¿por qué no buscar o al menos pensar en cual es el sentido de lo que haces o cómo impacta positivamente más allá de lo inmediato? Y es que el impacto puede ir mucho más allá de lo que eres capaz de ver a primera vista. Cómo tu trabajo está contribuyendo o impactando positivamente en el entorno, en la sociedad o en las personas.
Muchos pensaran que esto es una tontería, que hay cientos … incluso miles de trabajos en los que no se puede encontrar un sentido o un impacto o un propósito. Yo discrepo, pero si todos pensáramos igual, la cosa sería más aburrida.
Cuando trabajas como yo ahora en una función que tiene un propósito tan claro de partida parece que esto es más fácil. Pero soy una recién llegada a este mundo. He pasado los últimos 25 años trabajando en el ámbito de recursos humanos (los últimos 18 en la misma organización) aunque ahí puede ser también fácil encontrar el propósito en lo que haces, al menos en mi caso lo era. Y además era una combinación de encontrar el sentido a lo que hacía, mi propósito en la función de recursos humanos y mi propósito personal que me ha llevado donde estoy ahora.
No es fácil, podrás trabajar toda una vida y no alcanzar el lugar donde verdaderamente consigas tu propósito. Pero mientras lo alcanzas, dale sentido a lo que haces.
En el camino, tres cosas importantes: constancia, paciencia y determinación.
Para mí la clave es que no es la organización quien “te fideliza”, eres tú quien encuentras el por qué y para qué continuar en una organización. La empresa puede contribuir a crear el entorno, las condiciones y las oportunidades para que eso suceda, pero tú tienes que saber aprovecharlas.
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