Cuando hablamos de liderazgo humanista ponemos el foco en un liderazgo basado en la empatía, en la comunicación transparente y en la coherencia entre valores y acciones. Su objetivo principal, en mi opinión, debe ser el de generar un entorno de seguridad psicológica donde los/as empleados/as puedan expresarse sin miedo.
Este tipo de liderazgo se ha convertido en un modelo esencial para fomentar entornos de trabajo saludables, productivos y sostenibles, sobre todo en los últimos años y con la incorporación de nuevas generaciones en el entorno laboral. Pero, desde el desconocimiento real de lo que implica este modelo, una de las creencias erróneas más comunes es que se basa exclusivamente en la empatía y la flexibilidad, obviando la importancia de establecer límites y tomar decisiones difíciles cuando es necesario.
Y nada más lejos de la realidad, porque el liderazgo humanista es totalmente compatible con la firmeza en la toma de decisiones, a la vez que garantiza la seguridad psicológica y, por lo tanto, la eficacia organizacional.
El impacto del liderazgo humanista en la seguridad psicológica
La seguridad psicológica (además de una de mis grandes pasiones), es un concepto que se refiere a la percepción de los/as empleados/as de que pueden expresarse sin temor a represalias o a humillaciones. Pueden ser ellos/as mismos/as.
Se ha demostrado que este ambiente favorece la innovación, la colaboración y el bienestar general de los equipos. Pero, para que realmente funcione, no basta con fomentar la expresión libre de ideas y de emociones, sino que también requiere de un liderazgo que analice y ayude a modelar conductas coherentes, que brinde claridad en las expectativas y que sepa gestionar las emociones de forma efectiva.
Para que realmente funcione, un liderazgo humanista eficaz se debe basar en tres pilares:
Una empatía consciente
Que no trata solo de ponerse en el lugar del otro, sino que amplía el espectro intentando comprender sus necesidades, limitaciones y aspiraciones en el contexto organizacional.
La empatía debe ir acompañada de acción y dirección.
Una comunicación transparente
Un entorno psicológicamente seguro necesita líderes que comuniquen de manera clara y honesta.
No se puede ocultar la información difícil, sino tratar de gestionarla con sensibilidad y con respeto.
Y una consistencia entre valores y acciones – coherencia
Un/a líder humanista debe demostrar con hechos los valores que predica.
La coherencia entre lo que se dice y lo que se hace es lo que realmente genera confianza.
Pero, ¿puede un/a líder humanista poner límites?
Un error frecuente en la interpretación del liderazgo humanista es confundirlo con una actitud excesivamente permisiva (como ocurre con modelos educativos como el método Montessori, que recomiendo investigar).
Es cierto que la empatía y la flexibilidad son básicas, pero también lo es establecer límites claros y mantenerlos.
De hecho, y es importante mencionarlo, la seguridad psicológica no puede existir en ausencia de estructura y responsabilidad.
¿Cómo se pueden poner límites en el entorno laboral?
- Definiendo unas expectativas claras: Cada miembro del equipo debe conocer sus responsabilidades, así como su medición y requerimientos, para saber a qué atenerse y saber si se está alineado en todo momento.
- Obteniendo métricas reales y objetivas: Es fundamental contar con indicadores concretos que permitan medir el desempeño de manera justa y transparente. Se debe garantizar que las decisiones se tomen basadas en datos y no en percepciones subjetivas, promoviendo un entorno de equidad y confianza.
- Corrigiendo comportamientos: Tolerar actitudes o prácticas que no estén permitidas en la cultura organizacional puede comprometer el bienestar del equipo. La seguridad psicológica, por lo tanto, no implica permitir comportamientos desalineados.
- Teniendo conversaciones difíciles: Un/a líder humanista no evita conversaciones difíciles, sino que las afronta con empatía y claridad, entendiéndolas como un regalo y como una forma de cuidado de esa persona, con el objetivo de que sean constructivas y estén alineadas con el crecimiento profesional.
Toma de decisiones difíciles sin comprometer la seguridad psicológica
Leyendo esto, nos damos cuenta de que uno de los mayores retos del liderazgo humanista es, por lo tanto, la toma de decisiones que puedan resultar impopulares, porque parece que no están alineadas con lo que se espera de esos/as líderes tan empáticos/as… Pero son necesarias para la sostenibilidad de la empresa y el bienestar del equipo.
Desde despidos hasta cambios en la estructura organizativa, estas decisiones deben manejarse con sensibilidad, pero sin dudas. De forma asertiva, pero con mucho cariño. No es nada fácil….
Desde mi propia experiencia (y seguro que hay muchísimas más), la clave para conseguirlo se puede resumir en tres aspectos:
Transparencia en la comunicación de las decisiones
Porque, como bien sabemos, la incertidumbre es enemiga de la seguridad psicológica. Explicar de manera clara por qué se está tomando una decisión difícil permite que el equipo entienda el contexto y minimiza la especulación (aunque no sea desde el primer momento, siempre es mucho mejor que el engaño o la opacidad).
Acompañamiento en el proceso de cambio
Un/a líder humanista no se puede limitar a comunicar decisiones. Debe proporcionar apoyo a quienes puedan verse afectados/as (en este caso hablando de desvinculaciones), ya sea a través de planes de recolocación, formación o simplemente estando presente para responder preguntas y preocupaciones.
También para el resto del equipo, que se verá afectado en este tipo de comunicaciones internas, y que, probablemente, necesiten acompañamiento.
Y la más importante de todas: Coherencia en la toma de decisiones
La credibilidad del/la líder se construye en la consistencia y en la coherencia.
Si las decisiones se perciben como arbitrarias o injustas, la seguridad psicológica desaparece por completo.
Los equipos de liderazgo, los de dirección, y los equipos de People (que les mentorizamos) viviremos situaciones en las que la necesidad de proteger la compañía, la estrategia, la cultura y el bienestar del equipo requerirán de la toma de decisiones difíciles.
No lo evitemos. Debe ser así. Hay que ser valientes.
Acabemos con el pensamiento de que el liderazgo humanista es un enfoque blando y complaciente. No es “happy”. Es asertivo. Es responsable. En realidad, se convierte en un/a equilibrista…
Se debe encontrar un equilibrio entre el cuidado de las personas y la responsabilidad de tomar decisiones alineadas con la estrategia y la cultura de la organización.
Un/a líder humanista crea un entorno de seguridad psicológica no solo a través de la empatía y de la apertura, sino también estableciendo límites y tomando decisiones difíciles de manera justa, coherente y transparente.
Debe dar ejemplo.
Por lo tanto, quedémonos con que la verdadera esencia del liderazgo humanista radica en la capacidad de generar confianza, fomentar el crecimiento y velar por el bienestar colectivo, incluso cuando eso significa enfrentarse a momentos difíciles.
Porque, al final del día, liderar no es solo acompañar. También es guiar con determinación y con responsabilidad.