Deja de mirar y empieza a ver

¿Alguna vez has tenido un sueño? Y no me refiero a los sucesos oníricos que tenemos cada vez que dormimos, me refiero a un sueño de esos que queremos que se hagan realidad . Yo sí lo he tenido, y lo mejor de todo, finalmente se ha cumplido.
Perdóname, qué falta de decoro por mi parte, no me he presentado: me llamo Enzo, y por fin he conseguido hacer realidad mi sueño, democratizar la formación convirtiéndola en una experiencia de aprendizaje . Suena un poco utópico, ¿verdad? Sobre todo, porque ya no soy yo el que marca lo que debe aprender la gente. Son ellos mismos los que se preparan su propio itinerario formativo. Pero claro, esto no sería posible si no hubiera puesto a “bailar” unas cosas por aquí y otras por allá. Se me hace raro decirlo, pero voy a compartir contigo mi gran secreto . A mí ya me ha funcionado una vez, ahora quiero que funcione tantas veces como personas crean en esta idea. Vale, no voy a hacerte esperar más. La clave es… “Deja de mirar y empieza a ver».

¿Qué, como te quedas? ¿No te parece algo revelador? Efectivamente, no es para tanto, pero lo que sí es para tanto es que muy poca gente lo pone en práctica. Estamos acostumbrados a pasar nuestra jornada laboral igual que un “influencer” cuando se va de viaje, mirando solo lo que tenemos entre manos y dejando de ver la magnitud que hay a nuestro alrededor.  ¿Qué estaba haciendo yo para conseguir que la gente se formara? Pues buscar los cursos más rompedores para que la gente
dijera “Wow” cuando los hicieran. Hablar con decenas de proveedores para conocer las “best practices” del mercado. Arrancar proyectos que sinceramente no llevaban a ninguna parte. Y con todas esas
“magníficas” ideas e iniciativas, no conseguía que la gente se interesara realmente por la formación. Peor aún, es que teniendo lo mejor de lo mejor, la gente no sabía ni que existía.

Entonces, un día que iba reflexionando camino al trabajo, dejé de mirar esas “magníficas ideas”, y empecé a ver lo que hacia la gente a mi alrededor. También, empecé a hablar con la gente y, me di cuenta, de que todo el mundo está en constante aprendizaje, y que las redes sociales están repletas de formación. Y si eso es así, ¿Por qué mi gente va al mínimo con nuestras formaciones y se queja de que no tiene tiempo?

Esa misma gente que pasa una media de 2 horas al día mirando “Tik Tok” o “YouTube” aprendiendo decenas de cosas.
Cuando empecé a ver, me di cuenta de lo importante, y es que tiene que ser útil para la persona, le tiene que interesar. Y más importante, tiene que sentir que está
aprendiendo. ¡Genial!, ya tenía una de las claves para hacer realidad mi sueño, y era lograr ofrecer una formación que a la gente realmente le interesara . Además, era muy importante que fuera en sintonía con el consumo real que hacían, por lo que debía ofrecer experiencias cortas, de 2 minutos, muy enfocadas. Y fue justo en este punto cuando di el paso más importante y clave, el que me llevó a cumplir mi sueño: PREGUNTAR.

Pregunté a los directores comerciales y de negocio para entender bien la estrategia que se quería implementar en la compañía (muchas veces no contamos con ellos por temor a su reacción, pero el problema es nuestro por no saber enfocar las propuestas. Pon los mejores aliados si nos compran la idea), pero sobre todo pregunté a la gente que está al pie del cañón. Son los protagonistas, y realicé un pequeño proyecto para preguntar a través de distintos canales, tanto digitales como analógicos . Lo más importante es adaptarse a las distintas realidades.

Ya está, lo tenía , tenía claro lo que la gente necesitaba para formarse, y tenía claro la manera en la que aprendía la gente, ahora sólo tenía que crear el contenido o, en su defecto, redirigir el tráfico hacia el contenido clave.
¿Por qué no integrar las redes sociales en las experiencias de aprendizaje? Pero claro, aquí me surgía una segunda derivada . Si daba carta blanca de aprendizaje, no podía controlar sobre qué aprendía la gente, quién sabe si alguien se interesaba por aprender cómo se fabrica una bomba. Entonces, volví a traer una experiencia ajena al mundo profesional. Traje el concepto de los moderadores. Y como precisamente dejé de mirar y empecé a ver, vi que en realidad hay bastante gente interesada en transmitir conocimiento y filtrar información. ¡Lo tenía!, tenía que empoderar a esa gente para que hicieran de moderadores y que el contenido que se podía aprender pasara por sus manos.

Dicho y hecho, creé un pequeño curso para ellos con el fin de que entendieran los conceptos mínimos y “la rueda echó a andar”. Estaba muy emocionado , pensaba que había dado en la tecla y que iba a revolucionar el mundo de la formación.

Estaba seguro de que iba a llevar la formación a un siguiente nivel y lo iba a convertir en una verdadera experiencia de aprendizaje. Pero pasaban los meses, y no había un cambio real. ¿Cómo podía ser ? Si le estaba dando a la gente exactamente lo que querían.
Pasé mucho tiempo analizando datos, revisando el feedback, y todo apuntaba a que estaba dando en la tecla, la gente que se formaba estaba encantada. ¿La gente que se formaba?… De pronto, esa pregunta empezó a dar vueltas en mi cabeza … ¿La gente que se formaba? No sabía por qué, pero intuía que ahí estaba el engranaje que me faltaba. Me venía a la mente cuando paseaba, cuando iba en coche, en la ducha.
¡En la ducha !, fue ahí cuando logré darle sentido a esa pregunta. Las mejores ideas siempre llegan cuando te estás duchando. Claro, ¿Cómo no me había dado cuenta antes ? Ahora que te lo voy a contar, te parecerá muy obvio (así cualquiera, pero ponte en mi lugar) La gente que se formaba no era toda la gente que había, era sólo un porcentaje del total.

Entonces, ¿Qué podía hacer? Recurrir al paso clave, preguntar. En este caso, preferí un acercamiento más personal y aleatorio, así que fui paseándome por la oficina, y haciendo llamadas preguntando a la gente por qué no se estaban formando, si la experiencia de aprendizaje era justo lo que necesitaban. Y la respuesta que me dieron cambiaría mi manera de entenderlo todo. Básicamente, no lo sabían . ¿Que no lo sabían ? ¿Cómo que no lo sabían? Otra cosa no, pero insistente con los correos era un rato, ¿Cómo no lo podían saber?

Muy sencillo, igual que te pasa a ti. Sí a ti, tú que estás leyendo esto. Cada día llegan decenas de correos a la bandeja de entrada, y no le prestan atención. ¿Por qué tendrían que prestar atención justo al de formación? Si me va a dar la “brasa” como siempre.
Entonces, comenzó mi obsesión. ¿Cómo hago para que la gente conozca todo lo que estoy haciendo ? Claramente los correos no llegan. El usar los canales de mensajería directa, tampoco sería una opción, estaríamos en las mismas y sería demasiado laborioso… ¿Qué podría hacer? Pues ese día, me fui del trabajo a pasear, a dejar volar mi mente. Ya no recuerdo cuántas horas estuve paseando. Pero eso me sirvió para prepararme para lo que iba a venir después. El momento en el que vi la luz . Seguro que ya sabes lo que hice a continuación. ¡Me di una ducha! Y fue en ese momento, mientras me caía el agua sobre la cabeza, cuando lo vi claro. ¿Cómo no se me había ocurrido antes? Mejor dicho, ¿Cómo no se le había ocurrido a ninguna de las decenas de personas a las que pregunté para saber cómo hacer llegar la formación? La respuesta es muy sencilla, la gente mira, no ve. En la tele, en las paradas de autobuses, en la radio, los podcasts, las revistas, las redes sociales, internet… En un sinfín de lugares más, las empresas se pelean por conseguir hacer llegar sus productos o servicios a la población gastándose ingentes cantidades de dinero. Intentando averiguar con complejos patrones quién es la persona a la que realmente le interesa lo que ofrecen. Básicamente estoy hablando de las “Campañas de Marketing.

Esa era la clave. Utilizar el marketing internamente. ¿Por qué sólo usarlo hacia fuera? Si lo teníamos todo para hacer campañas de marketing. Conocíamos a la gente, teníamos sus datos, sus correos, la manera en la que utilizaban el ordenador y las herramientas. Todo. Sólo había que segmentar y lanzar el mensaje adecuado. Ahora ya sí. Ahora ya tenía el combo perfecto . A través de campañas de marketing, y ofreciendo un contenido enfocado con libertad de aprendizaje, conseguí democratizar la formación, hacerla accesible para todos.

“Conseguí hacer de la formación una experiencia de aprendizaje”. ¿Has llegado hasta aquí? Wow, mil gracias. La verdad es que me quedan mil cosas que contarte sobre cómo llevé a cabo la campaña de Marketing y el proceso. Pero me llaman para cenar, y la cena con mi familia es sagrada. Quizá otro día, si encuentro un hueco, te cuento más cosas.