En una sociedad donde lo rápido y a golpe de clic es lo que se lleva, la reflexión y el desarrollo se vuelven esenciales para el éxito sostenible de las organizaciones.
El liderazgo humanista se presenta como una respuesta necesaria y transformadora, poniendo a las personas en el centro y promoviendo la escucha activa y la mirada apreciativa como pilares fundamentales. Pero, ¿qué significa realmente liderar de manera humanista y cómo podemos aplicarlo en nuestras organizaciones?
En primer lugar, ¿por qué lo llamamos humanista? Lo llamamos «humanista» porque este estilo de liderazgo se centra en el valor intrínseco de cada individuo. A diferencia de otros enfoques que pueden priorizar los resultados a corto plazo o la eficiencia a cualquier costo, el liderazgo humanista reconoce que el bienestar y el desarrollo de las personas son esenciales para el éxito sostenible de cualquier organización. Este enfoque se basa en principios de respeto, empatía y autenticidad, creando un entorno donde cada miembro del equipo se siente valorado y apoyado.
En la última década, el entorno empresarial ha sido descrito mediante el acrónimo VUCA, que representa Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad. Este concepto surgió en el ámbito militar en los años 80 y ha sido ampliamente adoptado en el mundo empresarial para describir un entorno caracterizado por cambios rápidos y constantes. Sin embargo, la realidad actual ha llevado a la necesidad de un nuevo marco conceptual, aún más desafiante: el concepto BANI. Acuñado por el futurista Jamais Cascio, este término ofrece una perspectiva más actualizada para describir el entorno actual: BANI representa Brittle (Frágil), Anxious (Ansioso), Nonlinear (No lineal) e Incomprehensible (Incomprensible).
Estar en un entorno BANI significa enfrentarse a un mundo caracterizado por: la fragilidad, donde los sistemas que parecen fuertes pueden romperse fácilmente ante cambios imprevistos; la ansiedad, que refleja el estado emocional de las personas y organizaciones en un entorno volátil; la no linealidad, implica que las relaciones causa-efecto no son directas ni predecibles; y, por último, la incomprensibilidad, que se refiere a la dificultad para entender completamente la realidad, incluso con información adicional.
Este marco describe un entorno aún más complejo y desafiante que el descrito por VUCA. Es por ello que, para adaptarse a un entorno BANI, el liderazgo humanista, que pone a las personas en el centro y promueve la resiliencia, la empatía y la adaptabilidad, resulta esencial.
Es necesario un líder que sepa desenvolverse en un entorno que cambia velozmente, dirija la organización y guíe a las personas desde una posición de humildad, con el reconocimiento de que tiene más preguntas que respuestas. Además, en el contexto BANI, el líder debe manejar habilidades como la escucha, la empatía y la tolerancia al error.
En conclusión, se busca un liderazgo inclusivo y emocional, que dé confianza a los equipos y fomente una constante retroalimentación. Se trata de un liderazgo basado en la empatía, la resiliencia, que genere confianza, que aprenda de los errores y se adapte con flexibilidad.
El liderazgo humanista es más que una tendencia de este 2025; es una necesidad en el mundo empresarial actual. En un mundo cada vez más complejo y desafiante, no basta con priorizar la productividad; es imperativo incorporar un enfoque más humano y empático que transforme el entorno laboral y construya organizaciones más éticas, sostenibles y exitosas.
El futuro del liderazgo está en nuestras manos, y depende de nosotros ser la mejor versión de nosotros mismos para inspirar y guiar a los demás.