El sector turístico tiene una posición de gran responsabilidad social al impactar directamente en la riqueza y el empleo de la economía global, y también hacerlo a gran escala en personas y culturas, proporcionando experiencias únicas, diversas y enriquecedoras. Esta gran industria, comprometida con el desarrollo sostenible, necesita tecnología y personas, personas que sepan optimizar las herramientas tecnológicas y dotar con creatividad y sensibilidad las políticas y acciones de empresas y organizaciones.
Actualmente, la gestión del talento es uno de los grandes desafíos del sector; atracción y retención de talento, capacitación y formación continuada son algunas de las cuestiones a debate.
La escasez y rotación de talento, que afecta especialmente a los puestos de menor cualificación y de trabajo estacional, dificulta la estabilidad de los equipos y repercute en los costes asociados a la contratación y formación de nuevos empleados. El sector turístico tiene un reto en la mejora de las condiciones laborales y la gestión del bienestar del personal, al tratarse de un factor que, junto con el orgullo de pertenencia, es crítico para la atracción y retención de talento. La atracción de nuevas generaciones es un gran desafío. Los jóvenes talentos priorizan valores como la diversidad, la inclusión, la flexibilidad y el bienestar en sus entornos laborales, factores que en muchas ocasiones chocan con la percepción tradicional del sector como un ámbito de empleo estacional, inestable y de baja remuneración. Cambiar esta narrativa exige a las empresas ofrecer oportunidades de desarrollo profesional, beneficios adaptados a las necesidades individuales de los empleados, además de programas de formación continua. La creación de una cultura organizacional que fomente la comunicación y alinee las expectativas de ambas partes es esencial para posicionar al turismo como una opción laboral atractiva y competitiva frente a otros sectores.
Por otra parte, la necesidad de capacitación de los recursos para una industria especializada y digitalizada y la formación continua de estos profesionales es una cuestión esencial en un sector que ha adoptado abundantes herramientas tecnológicas y que sigue incorporando innovación a gran velocidad.
Gestionar el talento humano exige que las empresas identifiquen y equilibren las expectativas de sus empleados con los objetivos de la marca, atrayendo, desarrollando y reteniendo a los mejores profesionales. Los beneficios que se consiguen de este ejercicio dedicado y cuidadoso revertirán en el bienestar de los empleados y en los resultados económicos de las empresas.
Ante este panorama, la situación actual de la gestión del talento invita a reflexionar sobre el contraste entre el crecimiento de la demanda turística y la escasez de talento cualificado. Históricamente, el turismo ha priorizado la experiencia práctica sobre la formación académica, lo que ha limitado la profesionalización y perpetuado la falta de perfiles especializados. Para superar esta situación, la colaboración entre empresas, instituciones educativas y administraciones públicas resulta indispensable. Es necesario fomentar programas que incentiven la formación profesional y la investigación, así como apoyar a las pequeñas y medianas empresas, que constituyen gran parte del tejido empresarial del sector, en la implementación de estrategias sostenibles de gestión del talento. Las administraciones pueden jugar un papel clave promoviendo incentivos para aquellas empresas que apuesten por el desarrollo de sus empleados.
La Feria Internacional de Turismo, que se celebrará en IFEMA MADRID del 22 al 26 de enero, cuenta con una sección monográfica, FITUR Talent, en la que expertos del sector debatirán sobre soluciones innovadoras y compartirán sus experiencias sobre gestión del talento humano. Este espacio reforzará la importancia de la profesionalización del sector, promoviendo estrategias sostenibles y eficaces para desarrollar equipos capacitados y comprometidos que definan e impulsen el correcto desarrollo de la industria.