3 de diciembre de 2024
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El fracaso de la comunicación: lo que las empresas y las tragedias tienen en común

La riada en Valencia dejó al descubierto una verdad incómoda: cuando la comunicación falla, las consecuencias se multiplican. En las empresas, igual que en las crisis, no basta con talento técnico; lo que salva el día es la capacidad de conectar, actuar y liderar.

Empecemos por el principio… Durante estos últimos años, la gran mayoría de los departamentos de RRHH han modificado su nomenclatura para empezar a denominarse Departamento de Gestión del Talento. Este cambio, aparentemente semántico, refleja como las empresas están reconociendo la importancia de las personas más allá de sus habilidades técnicas. Hoy en día, ya no se trata únicamente de cubrir vacantes con profesionales técnicos, se hace patente la necesidad de mejorar y desarrollar las habilidades blandas (conocidas como soft skills) que nos hacen adaptarnos de forma óptima al entorno.

¿Y qué sof skills buscan las empresas en las personas? La comunicación efectiva, la adaptación al cambio, la capacidad de trabajo en equipo… son ahora tan relevantes como los conocimientos técnicos. La comunicación, ha sido y es un pilar fundamental en las organizaciones, siendo esencial para coordinar, transmitir y generar cohesión en los equipos.

Un ejemplo perfecto de la importancia de estas habilidades lo vemos reflejado en todos esos/as valencianos/as y personas en general que se han desplazado a Valencia, luchando por salir adelante y ayudando a los que han perdido todo debido a la riada el pasado 29 de octubre. Esta capacidad de las personas para responder ante la adversidad ha demostrado valores que son imprescindibles tanto en nuestra terreta como en las organizaciones: resiliencia y trabajo en equipo.

Se está viendo como en estos momentos de incertidumbre, de desesperación y de dolor, miles de personas se desplazan diariamente en autobuses organizados, incluso a pie recorriendo kilómetros para acudir a las poblaciones afectadas. Están demostrando la proactividad de ayudar a familiares, amigos, conocidos, pero también a cualquier desconocido que actualmente se encuentre en situación vulnerable. Se está viendo cómo el trabajo en equipo es el único válido en una situación en la que el barro, los coches y los restos de los muebles de las personas inundan las calles bloqueando el acceso a los edificios. Marchas de mareas humanas con los utensilios que tienen en casa, todos a una, remando en la misma dirección.

Solo el poble salva el poble es una frase que genera motivación, si lo comparamos con los slogans de las marcas, al más puro estilo marketiniano. Es una frase que hincha el corazón, que hace que queramos dar más, que sintamos que reducimos durante unos segundos el dolor de los que miran a su alrededor desolados.

Pero no nos mintamos, como he leído por RRSS “no romanticemos el dolor”. Al igual que el personal financiero puede cerrar los estados contables con una hoja y un boli, una persona puede quitar el fango con una pala o arrastrar un coche entre varios. Pero, ¿no es más fácil que alguien que se dedique al sector financiero, por poner un ejemplo, se apoye en aplicaciones para hacer más rápido su trabajo? Esto es exactamente lo que se pide y pedía a gritos desde los pueblos afectados: maquinaria pesada que facilite la retirada de los obstáculos en mitad de la calle, de bombas especializadas para retirar el fango de los garajes…

Si nos remontamos al inicio de este desastre, ¿cómo poder evitarlo? Una catástrofe natural es imposible esquivarla, pero sí es posible tener alertas y un plan de contingencia ante ellas, ¿o no es indispensable para las compañías tener un propio plan de emergencia? ¿No existen dentro de las empresas los propios departamentos de comunicación para hacer llegar las noticias a todos los empleados? Estamos ante el mismo caso. Rara es la vez que leo una oferta de empleo en la que no se piden altas habilidades de comunicación. Pero casualmente la comunicación fue el principal aspecto que falló el martes a la hora de avisar a las personas de la que se venía encima. Este fallo inicial agravó las consecuencias, dejando claro que la capacidad de transmitir mensajes claros y oportunos es tan vital como la ayuda que llegó después.

Aun así, hay que agradecer a las personas que, desde el principio, han ideado nuevas aplicaciones para facilitar el encontrar sus coches, para facilitar el pedir ayuda para limpiar sus casas o para el reparto de los víveres esenciales. Hablamos de nuevo de la proactividad, pero también de pensamiento creativo para la resolución de problemas.

Y ya ha pasado más de un mes del desastre, además de dolor y de superación, lo que nos devuelven las imágenes en los medios o en las RRSS es la adaptabilidad de las personas a esta nueva y temporal realidad. Y gracias a toda esa gente que está respondiendo a las solicitudes de ayuda, se vislumbra la esperanza entre tanto escombro.

La tragedia nos deja un recordatorio importante: en un mundo interconectado, donde la IA parece que vaya a dominar el mundo y la tecnología esté cambiando el paradigma actual continuamente, nos hemos dado cuenta que lo que nos salva, lo que nos mantiene sujetos a la tierra y lo que nos mejora día tras día: son las personas de las que nos rodeamos y la #humanidad que les empapa.

RRHH, talento o personas, la denominación ahora es indiferente, lo que necesitamos ahora es que sigáis arrojando este rayito de luz en las zonas devastadas con vuestra presencia, que no se silencie lo que ha ocurrido y que siga vigente toda la ayuda necesaria para que se pueda volver lo más pronto posible a la anterior normalidad.

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