En un mundo donde la comunicación efectiva se ha convertido en una habilidad imprescindible, el papel del profesor de idiomas sigue siendo esencial para ayudar a los profesionales a alcanzar sus objetivos. Sin embargo, ahora tenemos una herramienta a nuestro favor: la Inteligencia Artificial. Muchos se preguntan si es tan útil como los medios divulgan, si es un intruso al que temer en el mercado laboral, o simplemente, un aliado que no podemos dejar atrás si queremos seguir avanzando. Desde Twenix, creemos firmemente que el profesor y la IA no son adversarios, sino aliados estratégicos que, al trabajar en conjunto, pueden elevar el aprendizaje a niveles insospechados. Nuestro enfoque en la enseñanza del inglés se basa en la convivencia entre el factor humano y la tecnología, con la IA jugando un rol fundamental en mejorar la experiencia del alumno sin perder la esencia humana que aporta el docente. Pero… ¿cómo hacer que esta convivencia sea un éxito?
Hace unos meses en Twenix creamos una herramienta: iAcademix, con el fin de llevar la personalización del aprendizaje al siguiente nivel, facilitando correcciones y ejemplos de los errores detectados por el profesor durante la clase. Esta capacidad de adaptarse de forma ágil y precisa es algo que solo la tecnología puede ofrecer a escala, y en Twenix estamos aprovechando este potencial para dar un servicio de formación de inglés de mayor calidad y relevancia para nuestros alumnos. Esta es solo la primera piedra, ya que el objetivo de esta herramienta debe ser eliminar tareas repetitivas, liberar a los profesores de las cargas administrativas, crear materiales o evaluar tareas para que tanto los docentes como los estudiantes puedan centrarse en lo que realmente importa: la interacción humana y la empatía.
Hace unos meses la escritora Joanna Maciejewska publicaba un tuit sobre la dirección absurda que estaba tomando la Inteligencia Artificial, afirmando: “Quiero que la IA haga la colada y lave los platos para que yo pueda dedicarme al arte y a escribir, no que la IA escriba y dibuje por mí para que yo pueda hacer la colada y lavar los platos”. La pregunta es ¿qué queremos en nuestras organizaciones? ¿Provocar un impacto positivo en el bienestar y desarrollo profesional de los trabajadores o hacer que formen parte de este mecanismo al que nos conduce la automatización?
Como compañía, tenemos claro el camino: la simbiosis entre profesor y tecnología nos permite ofrecer una personalización avanzada, adaptada no solo al nivel de inglés de cada alumno, sino también a sus necesidades específicas dentro del entorno profesional. Al final del día, el resultado es un aprendizaje más efectivo, práctico y alineado con los objetivos empresariales, además de un impacto positivo en su bienestar tras romper las barreras que le impiden comunicarse con seguridad.
Estamos convencidos de que la tecnología, por avanzada que sea, no reemplazará nunca la calidez y el entendimiento que solo un profesor puede ofrecer, pero contribuirá a su desarrollo. El papel del docente no es simplemente impartir conocimiento, sino también motivar, inspirar y empatizar con los estudiantes, elementos que son clave para el éxito en el aprendizaje de un idioma.
La clave está en el equilibrio: utilizar la tecnología para facilitar el proceso y liberar tiempo para lo verdaderamente importante, en el aprendizaje y en la vida.
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