Más de 10 años siendo comercial en varias empresas y una carrera en Derecho me han acabado conduciendo a hacer humor y, sobre todo, a compartirlo. De esta premisa es de la que partí para entender que, si uno no se ríe de la vida, es mucho más complicado sobrellevarla, especialmente en el entorno laboral.
Por eso y con una lesión en la rodilla como punto de inflexión, entendí que hasta en momentos ‘críticos’ como este es fundamental tener la capacidad para sacar una parte positiva y, en definitiva, tirar de humor como buenamente se pueda. Entonces, si habiendo pasado por una operación engorrosa y con una larga recuperación por delante podía mantener esa visión descafeinada, ¿por qué no se podría aplicar en otros contextos? El entorno laboral es, sin duda, uno de los escenarios en los que más falta hace.
Reír es realmente beneficioso en muchos aspectos, y no lo digo yo por ser cómico, hay miles de estudios que lo indican. Nos ayuda a liberar endorfinas, mejora nuestro sistema inmunológico y reduce los síntomas de estrés. Pero, al margen de eso, creo que pasarlo bien ―en general, pero ahora estamos hablando del trabajo― fomenta la cohesión y el buen rollo entre el equipo, y así hasta las tareas más pesadas se pueden sobrellevar de una forma distinta.
Hablando de estudios, el otro día leí en Estado del Trabajo en España en 2023 de Gallup que trabajamos enfadados. También que los adultos nos reímos alrededor de 15 veces al día, mientras que los niños unas 200. ¿Cómo puede ser eso? ¿Cómo van a salir las cosas bien si no estamos a gusto con lo que hacemos cada día durante ocho horas? Ahí, la única arma que tenemos es un cambio de actitud y de mentalidad. Estas cifras, cuanto menos, deberían hacernos reflexionar un poco a todos, cambiar el chip y afrontar la vida desde un punto de vista positivo, sobre todo en el marco laboral.
Después de mi larga convalecencia y sin muchos más antídotos que un buen chute de humor, descubrí que mi vocación era hacer reír. Así que, inmediatamente después del tiempo de reposo, dejé mi puesto de trabajo y ahora, por paradójico que suene, me dedico mayoritariamente a hacer comedia para empresas. Porque soy fiel creyente de que en la mayoría de compañías falta mucho humor y que en casi cualquier momento se puede sacar algo que provoque aunque sea una ligera carcajada, incluso en el trabajo.
Parémonos a pensar: si en el lugar donde pasas más de la mitad del día no te ríes ni te lo pasas bien ―aunque sea solo un poco―, es que algo no está funcionando como debería. Mis 12 años de recorrido por el mundo empresarial me permitieron identificar que la falta de chispa es, realmente, un punto flaco que afecta directamente en varios aspectos, tanto en términos laborales como en términos personales. Cuando pienso en un trabajador contento, me viene a la cabeza un trabajador eficiente. Claro está que no siempre es posible sacar lo mejor de cada situación, pero de base considero que es importante que los empleados estén a gusto para poderse sentir con esa predisposición.
Un ambiente agradable en el trabajo es el punto de partida para conseguir un bienestar tangible en el día a día, lo que a su vez representa una buena herramienta para reducir los niveles de estrés o de desmotivación y amenizar la rutina. En definitiva, que el humor sea un motor en el entorno laboral es un incentivo que creo que puede palparse cada día, sobre todo en los contextos de imprevistos o de tensión que se pueden dar con facilidad, te encuentres en el sector que te encuentres.
Enfocando el concepto de ‘trabajo’ diferente, se puede transmitir la información a los empleados de una forma mucho más distendida y desenfadada, al mismo tiempo que se desarrollan los valores corporativos y la cultura empresarial. Además de todo lo que ya conocemos: más y mejor productividad, clima laboral agradable y simpático y sentimiento de pertenencia al equipo.
Todos sabemos que, obviamente, no siempre es así de sencillo; la mayoría de veces la teoría es magnífica pero la práctica cuesta más. Pero lo que está claro es que cada uno es responsable de su propia felicidad, así que no veo por qué no destinar una pequeña parte de nuestros esfuerzos en ello y hacer de nuestro día a día algo mucho más llevadero. Por eso yo siempre intento conectar con las personas, y mi vía para ello es el humor.