La capacidad de las empresas de crear un ambiente diverso, igualitario e inclusivo impacta directamente en el desempeño de su plantilla y, por ende, en el rendimiento global de la organización. Un estudio de McKinsey & Company así lo demuestra, señalando que la diversidad de género o étnica en las compañías está correlacionada con la rentabilidad y la creación de valor. Esta investigación señalaba que aquellas empresas con mayor diversidad de género en los equipos ejecutivos tenían un 21% más de probabilidades de tener un mayor margen operativo, y contaban con un 27% más de probabilidades de crear valor a largo plazo. Asimismo, las compañías con diversidad étnica suelen ser un 21% más rentables y tienen un 33% más de probabilidades de éxito, según este mismo estudio. Esto es una muestra de que impulsar la diversidad en la empresa supone apostar por una estrategia de negocio inteligente que ofrece múltiples ventajas.
Contar con diversidad de perspectivas genera un intercambio más rico de ideas, lo que impulsa la creatividad y la innovación. Estos dos factores son oro en el contexto empresarial actual, por lo que propiciar un equipo variado, capaz de abordar los desafíos desde diferentes ángulos, es un elemento valioso que conduce a soluciones novedosas y efectivas.
Un entorno laboral inclusivo permite a las personas que forman parte del negocio ser ellas mismas, sin miedo a la discriminación o al sesgo. Esto fomenta la autenticidad y el bienestar de las personas, lo que se traduce en una mayor motivación y compromiso en su día a día, que generará resultados óptimos.
Además, las empresas se enfrentan a una competitividad cada vez mayor, lo que también les empuja a buscar la mejora constante en sus procesos, productos y servicios. Aquí la toma de decisiones correcta se vuelve crucial, y la información y la estrategia constituyen dos pilares para conseguirlo, ya que los datos son la base para identificar tendencias, anticipar riesgos y, en definitiva, un factor con el que la empresa cuente con la habilidad esencial de navegar por un entorno cambiante. En este sentido, un equipo diverso, igualitario e inclusivo también es clave para lograrlo, ya que es capaz de considerar una gama más amplia de factores, y llevar al negocio a un escenario donde sea más sencillo adaptarse.
Acciones diarias para impulsar la diversidad y la inclusión
La cultura empresarial basada en el respeto debe ser el mantra de toda entidad que quiera fomentar estos valores, favoreciendo un entorno donde todos los empleados y empleadas tengan la seguridad y confianza para expresar sus ideas, opiniones, así como mostrarse tal y como son, siempre en un marco de respeto. Por ejemplo, en el ámbito LGTBIQ+, una forma simple de reconocer a las personas trans y no binarias es a través del nombre social para reflejar su identidad de género. Este elemento, integrable desde los correos electrónicos hasta las tarjetas de comida, es una iniciativa sencilla que permite impulsar un entorno más inclusivo y respetuoso dentro de este colectivo.
La diversidad, equidad e inclusión son aspectos que, además, suponen la no discriminación en muchos ámbitos de la empresa, desde la contratación, a la remuneración, o el desarrollo personal. De esta forma se ofrecen oportunidades a todas las personas, garantizando un trato justo y equitativo. Poner el foco en brindar oportunidades y garantizar los derechos de distintos colectivos, como la puesta en marcha de programas de empleo y formación dentro de la empresa, es una medida que promueven estos valores y protegen la integridad de las personas.
El reconocimiento de la diversidad es otro factor que enriquece el día a día de la empresa, empezando por expresar y naturalizar aquello que nos hace diferentes. Organizar conferencias o talleres sobre ámbitos como la raza, etnicidad, identidad de género, igualdad de género o prevención del edadismo, ofrece orientación a los distintos colectivos que forman parte de la empresa y a su vez, capacitar a los líderes en aspectos DE&I que son cruciales en la sociedad en la que vivimos.
Los valores DE&I no solo se están alejando del deber corporativo, sino que están convirtiéndose en una oportunidad empresarial. Valorar y potenciar las diferencias de las personas no solo favorece la creación de un equipo humano único, sino que impulsa la creatividad, la innovación y la toma de decisiones acertadas. Las empresas que asuman estos valores estarán invirtiendo en su futuro, garantizando el éxito, la justicia, la equidad y la responsabilidad en el mundo que nos rodea.