24 de noviembre de 2024
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Contabilieteo y Pipoleta

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PRÓLOGO [Entra] el CORO CORO

Dos departamentos de idéntico prestigio,

una empresa, Verona Holding, lugar de nuestra acción,

y dos actividades distintas que los llevan a no entenderse.

La enemistad de las áreas carga el ambiente. Y aquí, desde los “headcounts” de los dos enemigos,

contrataron dos amantes bajo estrella rival.

[Sale.]

ACTO I

ESCENA I

[Llegan a la máquina de café Creditator y Balanceto, de la casa de los Finantesco, con billetes y calderilla en la mano.]

CREDITATOR

Por mi honor te lo digo, Balanceto, que odio los días de cierre.

BALANCETO

¿Por las cargas de trabajo?

CREDITATOR

No por eso, sino porque hay que hacer integración con nómina. No soporto a esos cabezas de chorlito de los “arcoíris y las mariposas”.

BALANCETO

No sabes cuanto te entiendo y más ahora que les ha dado por “buscar la felicidad” en los negocios, semejante majadería, como si con eso se pudiera pagar facturas.

¡Mira! ¡Por allí vienen! Los muy arrogantes con la tarjeta “flex” en la mano. Desprecia, desprecia, a ver si terminamos en bronca.

[A lo lejos por el pasillo, se acercan Pagonóminas y Talento, a la máquina de café.]

PAGONOMINAS

Mira a los Finantesco de corazones de hielo y de cabeza de cifras, menudos memos que prefieren perder dinero a solicitar la tarjeta comida, la del transporte y los cheques guardería. Así tengan una mala fiebre y deban asistir a la seguridad social, porque sociedad médica tampoco tienen.

TALENTO

Así sea, que la próxima vez que me resfríe, me quito la mascarilla y les iré estornudando por todo el departamento.

[Llegan a la máquina del café, enfrente de ellos.]

PAGONOMINAS

¿Qué os aconteció Finantesco? Vaya cara de asco mostráis, ¿acaso os acabáis de ver en el espejo o bien os descuadra un céntimo de la cuenta? Que, de ser la segunda, aquí os lo dejo, pero de ser la primera marchar a Fátima, a ver si un milagro os la arreglara.

BALANCETO

Mide bien tus palabras y guarda tu céntimo, que más os valdría poneros a producir y a impulsar la empresa en lugar de perder todo ese dineral que gastáis en vuestras chanzas de sinergias de equipo y bienestares emocionales. Que aquí el talento no se marcha,
¡huye! Huye despavorido de vuestras tontadas.

[Talento le arroja la tarjeta “flex” con desacierto, pero provocando la pelea buscada. Los cuatro se enzarzan con manos. Seguridad los separa.]

ESCENA II

[Los directores de departamento y sus manos derechas son llamados ante la CEO. Entran.]

LaCEO

¡Ya bastante complicado está el mundo, como para encima tener que aguantar vuestras asperezas!

¿Acaso no os sirvieron de nada los retiros espirituales que hicimos en Avila hace apenas un mes?

FINANTESCO

Bien dije que estas cosas son tontadas, mala forma de tirar el dinero.

CULTURALETO

Maldito asno, si por ti por ti fuera sólo habría máquinas. Que no entiendes de que incluso estás tienen que estar gestionadas por personas y las personas son algo más que números.

LaCEO

¡Basta! ¡Ya basta! Hay que arreglar vuestras desavenencias. Tú, Culturaleto, quédate aquí en el despacho. Y tú, Finantesco, subirás esta tarde. ¡Esto de hoy no pasa!

[Finantesco y su mano derecha salen del despacho de la CEO y comienzan a hablar en el pasillo.]

FINANTESCO

Así volviéramos a las jefaturas de personal y estás a nuestro cargo. ¡Malditos Culturaleto! ¡Qué los accionistas los quiten de la faz de la empresa!

Menos mal que Contabileteo no estaba metido en la reyerta, tengo un accenso pensado para él y no quiero que la CEO le coja ojeriza. Por cierto, ¿por dónde anda? ¿Vos le habéis visto?

MANODERECHA

No desde esta mañana temprano, que se perdió en el archivo, cosa que últimamente le he visto hacer más de una mañana. Anda con un boli y una libreta, ni una tablet le acompaña.

FINANTESCO

Bueno, tal vez sea su amor al papel escrito, los ábacos y las cuentas a mano echadas. Que de ello yo también siento añoranza.

MANO DERECHA

A amor sí que suena, pero me da a mí que tal vez sea a otra causa y no a nostalgia de lo arcaico. Algo se rumorea pero aún sin certezas.

ACTO II

ESCENA I

[Entre Pipoleta en el archivo, mirando atrás con desconfianza.]

CONTABILETEO

¿Qué luz es la que asoma por aquella puerta?

¡Es la luz de la regleta! Ya veo que entra Pipoleta

¡Menudo pibón!

¡Habla, ángel mío, que llevó aquí un montón! Y me duele hasta el talón

PIPOLETA

Baja el volumen insensato

que nos pueden pillar si no eres cauto

CONTABILETEO

Tu amor me puede lo sensato

Que el corazón me robó hace rato

Y te quiero tanto como la pata al pato

PIPOLETA

¡Ay Contabileteo! Pero parece que no lo suficente

porque en lugar de encontrar un adecuado ambiente

me haces quedar en este escondite deficiente

Bien podríamos renunciar y buscar una empresa más moderna

más avanzada

que no nos obligue a ocultarnos ni nada

CONTABILETEO

Sea mi Pipoleta

pues tu amor es lo único que me aprieta

me hace sentir mejor que balances y cuentas

Presentemos de nuestros puestos renuncia

Hagamos prontas nupcias

Y vivamos nuestro amor

PIPOLETA

¡Así sea mi amado tenor!

ACTO III

ESCENA I

[Entra Contabileteo feliz en el departamento financiero, dirigiéndose a su mesa.]

MANO DERECHA

Lo sabía, la luz de tus ojos te delata. ¡Tú tienes trato con el departamento de Pipol!

CONTABILETEO

Si, lo admito, pero sólo trato con una, mi amada Pipoleta, que no soy poliamor.

MANO DERECHA

¡Maldito traidor!

[El jaleo saca a Finantesco de su despacho y dirigiéndose a la sala común de financiero.]

MANO DERECHA

¡Traición, traición! Con el enemigo se entiende. ¡Nos ha vendido y ni intereses ha pedido!

FINANTESCO

Contabileteo, yo te maldigo y, como puedo, ¡Te despido!

ESCENA II

[Pipoleta llega a su sitio pletórica de felicidad y henchida de amor. Ve en su mesa una petición de finiquito para Contabileteo Finantesco. Su corazón se para.]

PIPOLETEA

¡No! ¡No puede ser! Le han echado y ya no puedo localizarlo. Nunca supe donde vive, pues nos veíamos en el archivo, y a su teléfono ya no puedo llamarlo, eran motivos profesionales los que me permitieron saber su número y cumplida su finalidad, debo borrarlo, o conseguir una nueva autorización escrita, y no puedo, no sé dónde localizarlo. ¡Mi vida se derrumba!

Muy bien pues, ¡Dimitiré! No cederé mi talento a una empresa que ha roto mi amor. Me apuntaré a un curso rápido de IA y computación cuántica, voy a trabajar por mi cuenta, no quiero saber nada ni de empresas ni de personas.

[Pipoleta sale llorando del departamento y de la empresa.]

ESCENA III

[Contabileteo llega corriendo a la mesa de Pipoleta, quiere contarle las nuevas. Encima de su mesa, ve una carta manuscrita: “que sepáis que me piro, me tenéis frita”.]

CONTABILETEO

¡Noooooo!

[Alarmado por el grito, sale Cultureto de su despacho. Ve a Contabileteo postrado en el suelo, mirando al cielo y roto de dolor. Se conmueve y se acerca a él.]

CULTURETO

Apenas salió hace dos minutos, ya no te merece ir a por a ella, todo lo que excede de de un Tic-Toc es inalcanzable. Lo siento.

ESCENA IV

[En el despacho de la CEO, LaCEO y su PI están tratando asuntos varios.]

LaCEO

¿Algo más se sabió de Contabileteo?

PI

Algo se ha sabido, después del despido marchó a Marbella y se fundió todos sus ahorros y patrimonio, nada quería saber de dineros, activos, pasivos o cualquier otra cosa que le recordara su antigua profesión. Ahora está en algún lugar del Tibet, en un templo budista siguiendo una estricta dieta keto con ayuno intermitente. Con lo que le gustaba el desayuno.

LaCEO

¡Ah! Pobre y pobres, que también pienso en Pipoleta, unos jóvenes con tanto recorrido. La mañana trae consigo una paz lúgubre, el sol, apenado, no asoma su cabeza.
Vayamos, que hemos de hablar de estos hechos tristes al Consejo.
Unos serán perdonados, otros tendrán su castigo, pues historia tan penosa nunca hubo, como ésta de Contabileteo y Pipoleta.

[Salen todos.]

EPILOGO [Entra] el CORO

CORO

Su lamentable fin, su desventura,

entierra con su salida el rencor de las áreas.

El caminar terrible de un amor condenado a la separación,

por este desencuentro incesante de los departamentos

que sólo con la salida de ambos consiguió extinguir,

y al que al final el Consejo tuvo que poner fin,

por el bien de la empresa.

[Sale.]

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