A menudo las empresas ven el control como algo positivo, sobre todo, cuando hay tanto en juego, pero es un término que vive o muere según su definición.
Para algunos líderes, el control supone implicarse más en todos los niveles de la empresa, asegurándose de que nada ocurre sin su aprobación. Pero este estilo de liderazgo a veces puede virar hacia la microgestión y acabar restando confianza, seguridad e incluso innovación a un equipo.
Así que, en lugar de ese control que hace que todo funcione a trompicones, los líderes deben tratar de adoptar un modelo de control que sea democrático, empoderador y basado en datos en lo que respecta al liderazgo y la toma de decisiones.
Control en finanzas
Para analizar con más detalle esta nueva definición de control, fijémonos en un departamento muy propicio para su aplicación: el financiero. Según un estudio, la estabilidad financiera es una de las principales prioridades del 76% de las empresas españolas este año. Un paso vital hacia el aumento de los ingresos. La estabilidad financiera significa que, antes de que las empresas se llenen los bolsillos, deben asegurarse de que no tienen agujeros.
Sin embargo, cuando hablamos de control en finanzas ya no hablamos de la tradicional supervisión manual. El control en finanzas significa establecer e impulsar un proceso en el que los datos desempeñen un papel clave. Al igual que el concepto de control, las finanzas se están redefiniendo y ya no son una mera función administrativa. En su lugar, son un departamento transformador que puede tener un impacto real en la estrategia empresarial.
En finanzas, el control tiene que ver con el estilo de gestión, pero también la transformación digital; el tipo de transformación que dota a los equipos financieros de las capacidades digitales para supervisar el gasto y obtener información basada en datos a partir de los gastos de la empresa. Este modelo de control implica que la responsabilidad se comparte entre varios empleados y los libera para que su trabajo tenga un impacto mucho mayor en el devenir de la empresa, evitando los cuellos de botella.
Qué papel juega la IA
La IA forma parte de toda estrategia moderna de transformación digital. Pero para algunos líderes, la IA no significa control; significa amenazas de ciberseguridad y la posible sustitución de la intervención humana por la automatización. Y es que existe una sensación de inquietud cuando se trata de la IA. Puede que sea cierto que los humanos deben seguir al mando, por ejemplo, en la protección de datos, el servicio al cliente y, por supuesto, la supervisión, pero también hay áreas en las que la IA puede utilizarse para automatizar tareas que consumen mucho tiempo y crear ganancias significativas para los equipos.
Lo primero que deben preguntarse los directivos es qué es lo que quieren controlar con la IA. ¿Es realmente necesario supervisar una gran cantidad de recibos o solicitudes de gastos? ¿O debería ser más de alto nivel? Por ejemplo, ¿la estrategia financiera global de la empresa y el proceso de gestión del gasto?
Lo cierto es que solo el 27% de las empresas confía en la implementación de la IA (generativa o de otro tipo) en las finanzas. Pero contar con un equipo que no solo sea competente en el uso de la IA, sino que comprenda y emplee la analítica, el análisis empresarial y la codificación, puede impulsar la actividad y el rendimiento de la compañía. Además, de crear una nueva forma de control en la que muchos, y no unos pocos, se sientan capacitados.
Democratizar el control
Para los directivos, delegar responsabilidades en las personas no tiene por qué significar renunciar al control. De hecho, puede significar más control. Hasta un 80% de los empleados se sienten más motivados para trabajar cuando tienen un mayor nivel de confianza por parte de su jefe. Y es justo decir que el gasto de la empresa es un área en la que falta confianza: ¿ha intentado gastar algo últimamente?
Pero si su equipo financiero adopta esta nueva definición de control, la confianza y la transparencia se disparan. Esto puede tener un gran impacto positivo en la empresa en su conjunto, mejorando no solo el control del gasto, sino también la satisfacción y la tasa de retención de los empleados.
Confiar en que los empleados gasten de forma autónoma puede no ser algo natural para algunas empresas, pero se trata de dar el primer paso. La responsabilidad de estar a cargo de sus gastos y/o de rendir cuentas de lo que gastan significa que los equipos son tratados como adultos y tenderán puentes dentro de la empresa donde antes no los había.
Siempre habrá argumentos para mantener el statu quo. Si su empresa ha sobrevivido a los últimos años, incluida la pandemia, es posible que no quiera cambiar las cosas. Pero si realmente nos centramos en el futuro, tenemos que reconocer que las herramientas y el pensamiento que nos han traído hasta aquí no nos llevarán hasta allí. Y a medida que el lugar de trabajo evoluciona, también deberían hacerlo los conceptos que utilizamos dentro de él.