Emprendimiento y digitalización son dos palabras que vienen formando parte desde hace ya bastantes años del vocabulario común en el mundo de la empresa. Sin embargo, si les unimos el vector del género nos encontramos con que tradicionalmente no existía tanta información acerca de la actual situación de la mujer respecto al emprendimiento digital e innovador.
Afortunadamente, realizamos un primer estudio de situación y prospección de emprendimiento femenino en 2021 y fundamos un observatorio el 2022. Nos ha permitido tener una radiografía para conocer de dónde partimos, de forma más precisa, a las profesionales que impulsamos nuestros propios proyectos de negocio en el ámbito tecnológico.
Y la principal conclusión, sigue siendo que, pese a que se ha producido cierto crecimiento en los últimos años, las mujeres seguimos emprendiendo en proyectos innovadores en una proporción modesta respecto a los hombres. Según el primer estudio de emprendimiento digital femenino en España, solamente un 18%-20% de los startups digitales de nuestro país han sido fundadas o cofundadas por mujeres.
Entre los motivos de esta situación no se encuentra la falta de preparación de las mujeres en este ámbito ni su poco interés por emprender. Por el contrario, el perfil de la emprendedora digital es el de una profesional muy cualificada, con experiencia laboral y conocimiento profundo de una industria, y comprometida con la innovación. Es un emprendimiento oportunista, decide voluntariamente dejar su puesto en una compañía para impulsar su propio proyecto empresarial por conocer muy bien una industria.
Las mujeres tenemos barreras internas –como el miedo a lanzarse y el temor al fracaso– pero, en su mayoría, estas limitaciones son externas y estructurales.
Son, por ejemplo, los casos del acceso a la formación, la falta de un networking apropiado, las barreras culturales y las dificultades para obtener financiación. Esto se produce especialmente en fases de scaleup, cuando ya se cuenta con un producto y servicio definido y una estrategia de crecimiento. Como dato, es importante destacar que menos del 3% de la inversión del BEI se dirige a proyectos empresariales cofundados por mujeres. No obstante, hay espacio para el optimismo por la aparición de fondos especialistas en emprendimiento femenino y asociaciones de Business Angels de mujeres a nivel nacional y europeo.
Es por eso que es de suma relevancia visibilizar los proyectos emprendidos por mujeres y líderes femeninas para mostrarlos a las jóvenes e inspirar a las nuevas generaciones y al profesorado.
Una de las maneras más efectivas de impulsar esta sensibilización es tejer redes asociativas y generar plataformas que sirvan para promover el papel de las mujeres en la tecnología y dar a conocer a la sociedad los proyectos de éxito que están liderando. Así ha quedado de manifiesto en el Congreso “Inspiring Women in the Digital Era” que ha reunido los días 1 y 2 de febrero en Bilbao a más de 1500 personas de 22 países y ha servido como altavoz para tratar temas como IA generativa, blockchain, quantum computing, la brecha de género, el rol de la mujer en el ámbito científico-tecnológico y cómo mejorar significativamente su negocio.
Otras recetas para mejorar la actual situación exigen un trabajo más duradero en el tiempo y exigen la implicación de las instituciones públicas, incorporando la perspectiva de género en todos los programas, actuaciones y políticas destinadas a incentivar el emprendimiento innovador y la creación y consolidación de startups.
Para ello, es necesario actuar, al menos, sobre tres ejes básicos. Por un lado, poner en marcha iniciativas para facilitar la financiación mediante la creación de fondos de capital semilla con avales públicos y herramientas de crowfunding público, además de fomentar deducciones fiscales para inversores y mecenas.
En segundo lugar, poner en valor el papel de las mujeres innovadoras en el ámbito de la empresa, con la organización de eventos y programas que sirvan para dar a conocer y buscar puntos de contacto entre líderes femeninas y jóvenes que puedan sentirse inspiradas por su historia de éxito.
Finalmente, y en relación con lo anterior, es necesario ahondar en programas educativos que fomenten el emprendimiento, la innovación y las nuevas tecnologías, no solo a través de universidades y escuelas de negocios – donde ya se viene trabajando – sino en los primeros estadios de la enseñanza como la educación infantil o primaria.
La puesta en marcha de estas medidas nos permitirá no solo vencer los obstáculos a los que hacen frente actualmente las emprendedoras, sino que nos servirá también para avanzar hacia una sociedad más moderna e igualitaria y contribuirá al crecimiento económico y el desarrollo del empleo.
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