¿Qué debemos repensar de la función de recursos humanos en las organizaciones para hacer las cosas diferentes?
Se han hecho tantas jornadas excepcionales para hacer pensar “fuera de la caja” a toda la organización, que se dice por los mentideros que las personas dedicadas a la dirección estratégica de personas no somos capaces de aprender trucos nuevos.
En la transformación constante del entorno empresarial, la función de Recursos Humanos enfrenta la necesidad de reinventarse para alinearse con las demandas de un modelo cada vez más digital y tecnológico de las empresas. Es imperativo que la gestión de personas trascienda el papel tradicional y adopte un enfoque más estratégico y proactivo, centrado en el impulso del talento y la cultura organizacional.
La función de RR. HH. debe trascender la mera administración de procesos y convertirse en un catalizador de cambio y crecimiento. Esto implica ser un socio estratégico en la toma de decisiones, contribuyendo a la formulación de estrategias empresariales que se alineen con la gestión del talento. Además, se requiere un enfoque más ágil y adaptativo para abordar las dinámicas cambiantes del mercado laboral y las expectativas de los empleados. La cultura organizacional, impulsada por RR. HH., se erige como un componente crítico para atraer, fidelizar y potenciar el talento.
Asimismo, el impulso de la formación y el desarrollo continuo se convierte en una prioridad para nutrir las habilidades necesarias en un mundo laboral dinámico. La adopción de tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial, también demanda una reevaluación de las competencias requeridas y la forma en que se gestionan los procesos relacionados con el capital humano.
Este replanteamiento no solo fortalece la posición de RR. HH. como motor del éxito organizacional, sino que también contribuye a la construcción de entornos laborales más robustos y sostenibles. Pero no es suficiente, ya que todo cambio empieza por uno mismo, y en este caso todo empieza por repensar qué tipo de profesional de recursos humanos se quiere ser, huyendo de gurús y conferenciantes que han poblado esta función en las organizaciones.
Repensar el papel del profesional de Recursos Humanos implica distanciarse de las tendencias efímeras propuestas por gurús y conferenciantes que, en ocasiones, han inundado la esfera de esta disciplina. En lugar de sucumbir a modas pasajeras, es crucial cultivar un enfoque fundamentado en la realidad de la organización y las necesidades concretas de su talento humano, para ello el profesional de RR. HH. debe:
A) Trascender la búsqueda superficial de soluciones rápidas y adoptar un enfoque estratégico arraigado en la comprensión profunda de la cultura organizacional y las dinámicas laborales, priorizando la adaptabilidad y la capacidad de personalizar estrategias según las características específicas de la empresa.
B) Evitar convertirse en un seguidor acrítico de las corrientes de pensamiento efímeras, cultivando una mentalidad analítica y cuestionadora, que le permita ir más allá de adoptar enfoques de moda por adaptarlos.
C) Profundizar en el entendimiento de las verdaderas necesidades de los empleados y la organización, a través de una dedicación constante a la investigación y la comprensión de las complejidades del entorno laboral.
D) Debe desarrollar habilidades de resolución de problemas adaptadas a la singularidad de su contexto organizacional. Esto implica ser un arquitecto de soluciones a medida, capaz de integrar las mejores prácticas con la realidad específica de la empresa.
E) Alejarse de la influencia ciega de gurús y conferenciantes, abrazando una perspectiva más realista y personalizada del rol de RR. HH., adoptando un enfoque estratégico, analítico y adaptativo, que le convierta en un verdadero impulsor del cambio sostenible y el desarrollo dentro de la organización.
¿Dónde debe reflejarse es cambio?
En lugar de adoptar modelos de gestión de personal preenvasados, debemos reconocer que cada organización es única, como una obra maestra. La función de Recursos Humanos convertirse en una sinfonía personalizada, armonizando las habilidades, aspiraciones y valores individuales con los objetivos organizacionales.
Es el momento para reevaluar la selección y contratación de talento. No podemos conformarnos con meras habilidades técnicas; debemos buscar la esencia del individuo, su pasión, su contribución única al tapiz organizativo, identificando el alineamiento con los valores de la organización, que cada empleado lleva consigo y asegurándose de que encuentre su lugar en la partitura de la empresa.
Hay que abandonar el papel de meros guardianes de políticas y regulaciones, los profesionales de Recursos Humanos deben transformarse en mentores y catalizadores del crecimiento personal y profesional. En esta nueva era, no solo se trata de llenar sillas, sino de nutrir talentos.
La evaluación del desempeño debe abandonar su enfoque arcaico y mecánico para dar paso a conversaciones auténticas y continuas sobre la productividad, la rentabilidad, y la satisfacción y el sentido de propósito que cada empleado experimenta.
En este viaje de transformación, debemos enfrentar verdades incómodas. La gestión de personas no puede ser una tarea secundaria delegada a un rincón de la organización. Debe estar en el centro de la estrategia, irradiando su influencia a cada rincón de la empresa. La realidad es que no podemos tener una organización saludable si descuidamos el bienestar y el desarrollo de las personas que la componen.
“Tenemos que cambiar” es una llamada a la acción, una invitación a transformar la gestión de personas de una tarea administrativa a una poesía estratégica que celebra la diversidad, fomenta el crecimiento y abraza la autenticidad, para desatar el verdadero potencial humano y construir organizaciones que no solo prosperen financieramente, sino que también florezcan en el arte de ser humanas.