Actualmente, se estima que los problemas mentales en el ejercicio de la actividad profesional afectan a uno de cada seis trabajadores en España. Estas personas padecen ansiedad laboral como consecuencia de situaciones que les genera preocupación excesiva o miedo a un conflicto con un compañero, un jefe intimidatorio, una excesiva carga de trabajo o cometer errores de graves consecuencias para su empresa.
Cabe señalar que la ansiedad es una emoción normal que todos padecemos de vez en cuando. Nos pone alerta ante peligros reales o percibidos y nos ayuda a reaccionar cuando hay una amenaza. Pero si experimentas ansiedad constantemente o es tan intensa que perjudica tu capacidad de trabajo, afecta a la salud física y mental y a la capacidad de disfrutar de la vida, por lo que es el momento de tratarla a tiempo.
Los síntomas más frecuentes van desde la dificultad para dormir, pasando por dolores musculares, malestar de estomago e hipertensión, hasta llegar a sentirse siempre cansado y sufrir ataques de pánico. Todo ello provoca, falta de confianza en uno mismo, ansiedad, depresión, entre otras patologías que hacen que sea, actualmente, una de las cuatro primeras razones de absentismo laboral en España.
En este sentido, determinados estudios demuestran que lo que nos hace infelices no son los factores en sí, sino cómo los percibimos, cómo pensamos en ellos. Asegurarte de que tus pensamientos y sentimientos son realistas, hacia ti y hacia terceros, y de que no tienes expectativas irreales o tiendes a hacerte responsable de cosas fuera de tu control, te ayudarán a reducir la ansiedad.
Por ello, existen una serie de acciones para combatir la ansiedad laboral como es ponerse límites en tu vida cotidiana. En momentos de ansiedad, es realmente importante mantener el equilibrio entre tiempo libre y vida personal. Como consecuencia de la ansiedad, las tareas llevan más tiempo, por lo que se trabaja más horas. Esto puede provocar estrés, por lo que hay que fijar límites. Por ejemplo, llegar y salir de la oficina a la hora en punto, o salir a comer fuera del centro de trabajo, no sólo ayudará a controlar la ansiedad, sino redundará en la eficiencia laboral.
También da muy buenos resultados enfrentarse a los miedos. Tendemos a evitar las cosas que tememos. Esto puede reducir la ansiedad a corto plazo, pero no a lo largo del tiempo, por lo que el día a día de la vida laboral se hace muy dura. Si hay algo que lleva tiempo que se evita hacer, hay que respirar hondo y hacerlo. Habrá un gran alivio cuando se haya logrado y aumentará la autoestima.
Por otro lado es muy recomendable dormir las horas adecuadas. Estar descansados nos proporciona más recursos para hacer frente a los retos diarios y, por su puesto, a la ansiedad. Además, el sistema nervioso se calma y se recupera. De modo que hay que establecer una rutina para el momento de ir a la cama y dormir 8 horas diarias, como mínimo.
Para combatir el estrés y la salud en general es fundamental hacer ejercicio. Los compuestos químicos que el ejercicio libera en el cerebro reducen la ansiedad, afectan positivamente a tu humor y pueden hacer sentirse mejor con uno mismo, además de aumentar la capacidad de afrontar los problemas.
Es de destacar la importancia de controlar las comidas. Cuando una persona padece de ansiedad puede tener la tentación de comer a deshoras, abusar del dulce o de otros alimentos que le gusten. Es un error porque puede suponer un alivio a corto plazo, pero empeorará las cosas pasado un tiempo. Hay que procurar tener una dieta equilibrada, evitar el exceso de azúcar, cafeína y bebidas alcohólicas.
Dedicarse un tiempo de relax es primordial para superar los estados de ansiedad, para ello los ejercicios de relajación ayudan a reducir los síntomas físicos y mentales. Son muy diversos: por ejemplo, imaginar entornos tranquilos, practicar ejercicios de respiración, más aún en los momentos mas álgidos.
Por último, es muy importante ponerse en manos de un especialista en los primeros síntomas. De vez en cuando, ocasionalmente, a lo largo de nuestra vida todos sufrimos sentimientos de miedo y de ansiedad, y normalmente los superamos. Pero si no fuera así, es necesario acudir a un psicólogo para que marque la línea de actuación más adecuada.