RRHH Digital. Hace unos días se publicó The Global CHRO Study 2010, el estudio realizado por IBM que refleja las conclusiones de más de 700 empresas de 61 países acerca de los retos y las oportunidades a los que se enfrenta la Dirección de Recursos Humanos.
El estudio identifica tres áreas clave en el futuro de la gestión de personas en las organizaciones: desarrollo de líderes creativos, la movilidad del talento y el aprovechamiento de la inteligencia colectiva. Quiero centrarme en esta última por parecerme la más inminente y la que va a impactar inevitablemente en las dos primeras.
Los resultados del estudio vienen a confirmar que hay dos aspectos en los que las organizaciones son actualmente poco o nada efectivas. Por un lado el impulso de las ideas, y por otro el fomento de las redes de colaboración. La cuestión es que las propias empresas participantes han coincidido en que sin colaboración y sin facilitar que fluyan las ideas y el conocimiento, es muy difícil estimular la tan ansiada innovación. Estamos de enhorabuena, parece que la inteligencia colectiva ya no es cosa solo de wikis y de frikis.
Por supuesto que la innovación no es responsabilidad del departamento de RRHH (ni de ningún otro departamento), lo que sí se evidencia es que RRHH parte de la mejor posición para ayudar a impulsar en las organizaciones una cultura de innovación basada en las ideas, donde la visión de una persona multiplica su valor cuando se pone en conexión con la de los demás.
El impulso de las ideas y la colaboración va más allá de los procesos de aprendizaje y de trabajo, también es necesario en aspectos estratégicos. Porque mientras la estrategia siga partiendo exclusivamente desde arriba será difícil encender la pasión de las personas. Y esto requiere tanto aumentar la visibilidad de las ideas como facilitar los recursos para llevarlas a cabo.
Seguramente todavía es pronto para que las organizaciones empiecen a fijarse en la Ciencia de las Redes o en las Honest Signals de Pentland. La colaboración todavía es percibida como una habilidad “soft” y para algunos algo hippy. Sin embargo las empresas ya empiezan a concienciarse de las consecuencias fundamentales que las redes informales pueden tener para su negocio.
Queda un largo camino por recorrer, no podemos olvidar que en la mayoría de las grandes organizaciones la propiedad intelectual sigue siendo todavía el factor principal que las diferencia de sus competidores. Para muchas de ellas hablar de inteligencia colectiva provoca incertidumbre y una tendencia casi obsesiva por controlar las ideas y el conocimiento. Y aunque de alguna manera seguimos viviendo en el feudalismo intelectual de Hamel, quiero pensar que el progreso de la inteligencia colectiva nos puede ayudar a avanzar hacia algo parecido a un nuevo Renacimiento.
Los comentarios están cerrados.