Uno de los efectos más notorios del invierno demográfico en la fuerza laboral es la tasa de absentismo laboral. En España, esta tasa se ha mantenido en torno al 6,3%, una cifra que sigue siendo una preocupación importante para las empresas, pero el 1,5% no está justificado. ¿Esto tiene que ver con que tengamos un 25% de trabajadores en las empresas que tienen ascendientes que atender? El faltar al trabajo por el cuidado de un hijo está aceptado como normal, pero… ¿y en el caso de un ascendiente?
El cuidado de ascendientes, como padres o abuelos, es una responsabilidad cada vez más común para los empleados, especialmente aquellos que forman parte de la población activa mayor de 55 años. A menudo, estos empleados se ven obligados a equilibrar sus responsabilidades laborales con la atención a sus ascendientes que pueden requerir cuidados médicos, asistencia personal y supervisión constante. Esta situación puede dar lugar a ausencias no justificadas en el trabajo, ya que los empleados pueden no sentirse cómodos al revelar la verdadera razón de su ausencia o pueden tener dificultades para gestionar ambas responsabilidades de manera eficaz.
El envejecimiento de la población y el aumento de las expectativas de vida ha contribuido a que los familiares con mayores a cargo se enfrenten a desafíos significativos, como la gestión del tiempo, el estrés emocional y la fatiga física. Por ello podemos considerar que la relación entre una parte del absentismo laboral y los empleados con mayores a cargo es al menos “sospechosa” con un efecto directo en la productividad y eficiencia de la empresa que no se está teniendo en cuenta por la mayoría de las empresas.
Para abordar esta situación de manera efectiva, es esencial que las empresas reconozcan la importancia de apoyar a los empleados que tienen mayores a cargo y que el talento laboral multigeneracional comprende personas con una amplia gama de necesidades y responsabilidades.