El personal empleado es el alma de la organización. Y no desde un punto de vista teológico o existencial. De hecho, no hay mejor manera para conocer el pulso de una organización que conocer cómo están sus personas empleadas. De hecho, después de una pandemia como la vivida, se ha visualizado más que nunca la importancia del bienestar de las personas tanto en el ámbito personal como profesional. No es ningún secreto que la felicidad de la persona empleada también se contagia al equipo creando sinergias positivas que benefician tanto a las personas del equipo como a la empresa. Y es que el personal empleado que trabaja en un buen ambiente laboral es más eficiente y productivo. Pero la cuestión es: ¿cómo se consigue garantizar el bienestar de tu equipo? Una pregunta compleja de responder que no cuenta con una sola buena respuesta.
Una de las cuestiones de la cual se debe ser consciente es que, aunque hablamos de felicidad desde un concepto amplio de la palabra, a la hora de aplicar las políticas de Recursos Humanos en la organización se debe tener en cuenta qué singularidades hacen único tu equipo y valiosas sus personas. De hecho, esta búsqueda de la felicidad es la base en la cual se apoya el concepto que es tendencia en gestión de Personas: Employer Branding. Construir una marca empleadora fuerte permite proyectar los valores de la empresa y conseguir la captación de nuevo talento, pero también fortalecer el sentimiento de pertenencia y compromiso en nuestro equipo.
Uno de los primeros pasos que debe realizar la organización para conocer a su equipo es tan sencillo como preguntar a sus personas empleadas. Conocer cuál es su percepción de la empresa, si su vínculo con la organización es fuerte o puede mejorar. Y, sobre todo, en caso de que así sea, qué puede hacer la organización para mejorar la experiencia de sus personas empleadas. De hecho, múltiples estudios demuestran la correlación entre contar con una marca empleadora fuerte y el bienestar de la persona empleada que termina traduciéndose en menor rotación de personal. Por ejemplo, según un estudio realizado por Deloitte, «HC Trends 2019», el 80% de los encuestados considera que la cultura empresarial es un factor importante en su satisfacción laboral, y el 88% de las personas empleadas que se sienten comprometidas con su trabajo están más dispuestas a quedarse en su empresa actual.
Pero como todo Yin tiene su Yang, en la gestión de Personas también se debe tener en cuenta que, en un equipo, de manera intrínseca, va a existir la insatisfacción. Siempre habrá profesionales que, poco a poco, han ido perdiendo su vínculo con la empresa. Y, por tanto, se encuentran totalmente desmotivados. Es el que se denomina como Quiet Quitting. Cómo profesionales de los Recursos Humanos es nuestro deber detectar a tiempo esta situación para poder revertirla.
Otro ejemplo son los casos de burnout en los equipos que, desafortunadamente, son muy frecuentes. El estrés laboral por la exigencia de resultados rápidos en un mundo empresarial con mercados inestables que, además, se mueven a la velocidad de la luz, hoy conocidos como entornos VUCA, es el principal detonante.
Por otro lado, la incorporación de nuevos modelos de trabajo como el teletrabajo a sumado un nuevo reto a la gestión de Personas: el liderazgo y motivación de equipos en remoto. Por este motivo, el teletrabajo cuenta con fervientes defensores y detractores por partes iguales. Las personas empleadas ensalzan la flexibilidad que les ofrece, además de la posibilidad de acceder a un mercado laboral sin límites geográficos. No solo eso, también subrayan que son más productivos pudiéndose concentrar en su casa sin las interrupciones de la oficina.
Al otro lado de la balanza, muchas empresas que, en el pasado, habían hecho gala de su apuesta por el teletrabajo, hoy están pidiendo a sus profesionales que vuelvan a la oficina aludiendo a la importancia de trabajar en equipo de manera presencial. Subrayan que es indispensable para trasmitir la cultura de la empresa y reforzar el compromiso de los profesionales con la organización. De hecho, grandes gigantes tecnológicos como Meta no han dudado en imponer estas nuevas directrices a sus equipos.
Por tanto, citando al poeta Ramon Campoamor: “todo depende del color del cristal con que se mira”. Distintos puntos de vista ante una realidad que, evidentemente, tiene una sencilla cuestión en común: ¿qué es lo mejor para mi empresa? Pero esta pregunta siempre debe ir unida a otra igual de relevante: ¿qué es mejor para mi equipo? Porque este acertijo sí que tiene una misma respuesta, ya que lo que aumenta el bienestar del equipo terminará siendo siempre un beneficio para la empresa.