Cuando empiezo una conferencia, lo primero que les digo a los asistentes es que hay 2 razones por las que ellos están allá sentados. La primera es porque están vivos, algo que puede parecer evidente pero no lo es. La segunda es por dinero pero eso lo analizaremos en otra ocasión.
Estar vivo no es nada obvio y desde luego es esencial porque si no estás vivo, ya nada más tiene sentido (confieso que soy de los que no creen en otra vida). No puedes leer este artículo si no estás vivo. Si vives es porque tienes conocimiento, que aprendiste en algún momento de tu vida y que eres capaz de gestionar cuando lo necesitas. Y aunque ya lo hayamos olvidado, no siempre fue así. En algún momento, al inicio de tu vida, no eras más que un embrión. Aunque no lo recuerdes, ten presente que naciste sin saber nada y todo lo que eres hoy, lo has aprendido a lo largo del camino. Así de importante es aprender. Todos somos distintos porque hemos vivido vidas diferentes y hemos aprendido cosas distintas (aunque la escuela se empeñe en homogeneizarnos).
Conocimiento y aprendizaje son tan antiguos como la civilización, como la vida y forman parte de tu ADN, impregnan absolutamente todo lo que haces. Sin conocimiento, simplemente mueres. Sin aprender es imposible sobrevivir. La historia del mundo es un proceso permanente de aprendizaje, de conocimiento progresivo. La tecnología no es otra cosa que conocimiento aplicado. Un teléfono es una extensión de tu voz y de tu oído que te permite comunicarte con personas que están a una distancia superior a la que pueden alcanzar tus sentidos. Un coche o un avión son tecnología que te permite desplazarte a una distancia y velocidad que tus piernas jamás podrían igualar. Si hace 500 años hubieses anunciado que sería posible hablar con personas que no puedes ver o desplazarte a 1.000 kilómetros por hora por el aire, te hubiesen tildado de loco y enviado a la hoguera inmediatamente. ¿Estabas mintiendo? ¿Era imposible? ¿Era cuestión de magia? ¿Hacía falta un milagro para que esas locuras fuesen posibles? No, simplemente es esa época no existía el conocimiento necesario para lograrlo. La inmensa mayoría de los problemas que te afectan, en tu vida personal o profesional tienen relación directa con el conocimiento (casi siempre con la ausencia de mismo).
Para estar vivo, en primer lugar hay que haber nacido y ese es un acto sobre el que ninguno de nosotros hemos podido decidir ni influir. Ahora bien, una vez llegamos a este mundo, el hecho de mantenerse vivo y evitar morir ya empieza a depender directamente de nosotros. Y lo que ocurre en todos los casos es que mantenerse vivo exige aprender y desarrollar una serie de capacidades que te permiten ser progresivamente autónomo. Vas acumulando conocimiento, al comienzo con la insustituible ayuda de tus padres, para caminar, comer, hablar y poco a poco adquirir habilidades más sofisticadas que en un momento de la vida te permiten valerte por ti mismo. Te mantienes vivo porque generas el suficiente conocimiento para detenerte ante un semáforo en rojo, reconocer una seta venenosa o nadar en el mar.
Analicemos por un momento el ámbito de la salud y su relación con el conocimiento. Para estar vivo, la salud es primordial. El conocido tango que empezaba “3 cosas hay en la vida, Salud, Dinero y Amor” sabiamente la situaba en primer lugar. De hecho morir es perder la salud definitivamente. Cuando se echa un vistazo a la historia, es fácil verificar como enormes cantidades de personas morían por enfermedades que diezmaban ciudades y hasta países enteros. La razón por la que morían era … falta de conocimiento. No se trataba de enfermedades incurables, no se trataba de problemas que no tuviesen solución. Hoy en día, todas esas enfermedades son muy fáciles de prevenir y de curar, basta una pastilla o algunos hábitos simples para evitarlas. Lo que ocurría siglos atrás era que, con el conocimiento disponible en la época, no era posible resolver el problema con el resultado que todos conocemos. Si hubiésemos aterrizado en plena edad media con una pastilla para curar la tuberculosis, habríamos sido considerados magos, dueños de un poder supremo. Meses atrás, toda mi familia fue víctima de la influenza humana AH1N1, la misma acaparó portadas y titulares de periódicos y noticiarios. El fármaco que hay que tomar para combatirla, un antiviral, no es una poción mágica, es una combinación de ingredientes químicos que no dejan de ser otra cosa que el resultado de la investigación para combatir este virus. Es decir, Conocimiento puro.
Hoy en día, mucha gente sigue muriendo de enfermedades para las que todavía no encontramos remedio. Cáncer, SIDA, etc. ¿La razón? De nuevo es la misma, la falta de conocimiento. Dentro de algunos años, cuando existan las vacunas o los fármacos, a los habitantes de este planeta les parecerá tan sorprendente que tanta gente muriese de cáncer como nos pasa a nosotros cuando descubrimos que epidemias medievales causaban millones de muertes cuando la cura es tan sencilla.
¿Hay algo más importante que la vida? Estar vivo es un tema de conocimiento. Imagina que eres multimillonario y te descubren un tumor cerebral operable pero con alto riesgo para tu vida. ¿Qué harías? Imagino que buscar al mejor cirujano, cueste lo que cueste. ¿Por qué? Por que necesitas a aquel que mayores probabilidades te ofrezca de salvarte la vida. ¿Qué separa a ese mejor cirujano de los demás? Simplemente tiene más conocimiento que el resto, es decir, tiene más experiencia, tiene mayor historial de casos como el tuyo resueltos exitosamente, ha aprendido cosas que otros no saben o, al menos, no con el nivel de precisión que él domina. Os recomiendo muy especialmente la lectura de este reportaje llamado “Una noche en la vida de dios” que plasma de forma magistral la vida de un cirujano experto mundial en transplantes, en definitiva un hombre que dedica su vida a salvar vidas y cuya única herramienta es … el conocimiento http://www.elpais.com/articulo/portada/noche/vida/dios/elpepusoceps/20090614elpepspor_10/Tes La magia no existe, los milagros tampoco.
Para finalizar os propongo una reflexión: ¿Alguna vez habéis pensado en cuál es vuestro Mapa Individual de Conocimiento? Así como este cirujano tiene un conocimiento importante para sus “pacientes”, que resulta fácil de identificar (y de gestionar, incrementar, tratar de transferir, compartir, etc.)? ¿Qué conocimiento tenéis vosotros que sea importante para alguien? ¿A quién le interesa ese conocimiento? ¿Quién es vuestro cliente? ¿Qué problema le resuelve tu conocimiento? ¿Qué conocimiento le aportas a tu empresa? ¿Dónde ese conocimiento le resulta valioso? ¿Qué conocimiento necesitas y no tienes? ¿Cómo lo piensas adquirir? Sin conocer tu Mapa Individual de Conocimiento o el Mapa de Conocimiento Crítico de tu organización, las posibilidades de sobrevivir en el turbulento mundo de los negocios, disminuyen considerablemente.
2 comentarios en «Conocimiento para sobrevivir»
Es curioso, leyendo este texto he reflexionado sobre ello, todo lo que se ha dicho es verdad y lo sabemos, pero no tenemos el tiempo para digerirlo. No nos han educado para observar, sólo para obtener resultados.
Saludos
Ojo. Al nacer no tenemos el disco duro vacío: sabemos respirar, succionar, hacer la digestión, producir hormonas, llorar, filtrar sangre… casi nada.
El propio autor se contradice: «naciste sin saber nada» para añadir un poco más adelante «Conocimiento y aprendizaje […] forman parte de tu ADN» (el ADN con el que nacimos, y que no tiene por qué varíar significativamente en nuestra vida).
En realidad el artículo no cuenta mucho nuevo. Ya Newton (parafraseando a Bernardo de Chartres) dijo que «Si he visto más lejos es porque estoy sentado sobre los hombros de gigantes». Sabemos porque acumulamos conocimiento heredado (culturalmente) o experimentado.
Obvio, pero importante. Sobre todo para agradecer lo mucho que sabemos y podemos saber.
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