La designación del mes de marzo como justa conmemoración del Día Internacional de la Mujer, nos da la oportunidad de poner en relieve las conquistas que han hecho las mujeres en todas las actividades humanas. “Yo crié un estilo para el mundo entero. Puede verse en todas las tiendas el “estilo Chanel”. No hay nada que se le asemeje. Soy esclava de mi estilo. Un estilo que no sale de moda; Chanel no sale nunca de moda”.
No hay duda que, Gabrielle Bonheur “Cocó” Chanel (1883-1971), revolucionó la década de los ´20, liberando a la mujer de los trajes desconfortables y rígidos del final del siglo 19. Fue con osadía, creatividad y emprendedurismo que ese verdadero mito del mundo “fashion” legó a la mujer contemporánea un nuevo estilo de vida. Ella fue por décadas una visionaria de su época.
A pesar de que las mujeres han roto muchas barreras, atravesado fronteras y vencido límites en sus carreras, esta novela todavía tendrá muchos capítulos por editar. Los desafíos diarios son representados por el machismo, asedio sexual y moral, salarios inferiores a los de los hombres, doble jornada de trabajo, inseguridad en los transportes urbanos y violencias en el hogar, factores que inhiben el desarrollo personal y la dignidad como ser humano. La felicidad puede estar en la “habilidad quirúrgica” de armonizar el papel que representa dentro de la familia que la contiene, con el ejercicio de la profesión que desarrolla. La mujer, más que el hombre, ha invertido mucho en educación formal e informal.
Las investigaciones de mercado despertaron la percepción en el mundo de los negocios hacia las necesidades más preeminentes, ampliando el espacio del producto que más seduce a la mujer contemporánea, la practicidad. La diversidad de ofertas en los Shoppings, los productos alimenticios semi preparados en los supermercados, el “delivery”, las facilidades de Internet y la mayor disponibilidad de servicios domésticos, hacen parte de la receta especial del “ahorro de tiempo femenino”. Del glamour de la celebridad a la ternura de la maternidad, el comportamiento de la mujer es la fuente inspiradora de las tendencias del mercado consumidor.
El fantástico desarrollo, científico y tecnológico, ha provocado frecuentes y radicales transformaciones en los seres humanos, reservando el éxito sustentado a los que tuvieren la capacidad de adaptación con la realidad. Es algo análogo al principio de la teoría de la evolución del naturalista británico, Charles Robert Darwin (1809-1882).
Sentido de organización, planificación, control del (escaso) presupuesto del hogar y la simpatía en el relacionamiento interpersonal, hacen parte de la receta victoriosa de la mujer, sea esta dueña de casa, como astronauta de la NASA.
Dentro de las causas del avance femenino en el mundo de los negocios destacamos su mérito personal, la dispensa de empleo que alcanzó a la masa trabajadora masculina, el sueño de la independencia financiera y el deseo natural de asegurarle una mejor calidad de vida a su grupo familiar. Fue fundamental la convicción de que podrían desempeñar, con la misma eficacia y dignidad, tantas otras actividades laborales como las que siempre ejecutaron en el hogar, las cuales nunca abandonaron. Todos esos sueños, no fueron suficientes para que perdiesen la capacidad de indignarse y actuar, en la búsqueda incesante de metas comunitarias: sociedades socialmente igualitarias, económicamente justas y más fraternas.
Lo esencial para hombres y mujeres, es la conciencia de que tenemos una misma naturaleza y que nuestras diferencias (no son divergencias), hacen parte de la pluralidad de valores indispensables a la edificación de una sociedad sin preconceptos, sin discriminación y sin violencia – llagas sociales – que delatan la falta de respeto a los principios sagrados de la ciudadanía. Una simple mirada a la carrera de mujeres exitosas nos revela que, además de la competencia técnica, de la conducta ética y de la habilidad ecléctica, ella poseen la determinación de un alpinista, la perseverancia de un leñador y la sensibilidad de un jardinero, lo que nos lleva a la conclusión placentera de que las bellas se están convirtiendo cada vez más en “fieras”.
1 comentario en «Mujer, estilo de vida»
De aquella misma época de las primeras décadas del XX, podría hablarse igualmente de Helena Rubinstein, de familia judía polaca con algunas estrecheces, que se negó a casarse con el marido elegido por su padre y hubo de salir de su casa. Pronto marchó a Australia, donde dio los primeros pasos para construir su imperio de la cosmética. Acabó instalándose en Nueva York, cerca de Elizabeth Arden. Dos pioneras con cierto paralelismo en sus trayectorias y que, por cierto y según se cuenta, nunca llegaron a saludarse.
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