Todos hemos tenido en el colegio e incluso en la universidad alguna de esas asignaturas, llamadas “maría”, de las cuales uno no tenía que preocuparse demasiado. Eran relativamente sencillas de aprobar sin atender al profesor, poner demasiado esfuerzo o planificar su estudio. En realidad, era de agradecer encontrar alguna de estas “marías” en plenos exámenes, cuando el tiempo apremiaba y aún quedaban lecciones por leer y retener. Pero mirándolo desde la distancia, si no hubiera habido “marías”, hoy nuestro presidente del Gobierno no necesitaría un traductor al sentarse en la mesa de Davos con sus colegas europeos.
Adaptando este concepto a la realidad de recursos humanos, me atrevo a decir que muchos directivos de esta área tratan la comunicación como si fuera la “maría” de su departamento: todos dicen que les preocupa, y me consta que es cierto, pero el verbo preocupar no siempre lleva consigo afrontar. En el fondo le prestan poca atención, no ponen demasiado esfuerzo en entenderla y aplicarla correctamente y, la mayoría de las veces, no la planifican. Probablemente, porque no son especialistas en la materia. Como el estudiante de la “maría”, la dejan siempre para el último momento y utilizan para aprobarla los mínimos recursos, acabando en la encuesta de clima con un suspenso o raspando el aprobado.
Déjenme que les recuerde que las mejores empresas juegan ya en la Primera División del márketing y la comunicación externa. Y quienes no sean capaces de subirse a ese tren en comunicación interna acabarán como José Luis Rodríguez Zapatero, intentando retomar la “maría” cuando es ya demasiado tarde.
Prestar atención a la comunicación interna es planificarla conforme a la estrategia de la organización y también de recursos humanos. No es necesario, ni aconsejable, comunicarlo todo. En los últimos años se peca más de exceso que de defecto y los empleados están saturados de información que no pueden procesar. Los mensajes deben ser más claros, tanto, que digan todo en una línea, como cualquier titular de un periódico.
Me atrevería a decir que de una correcta planificación depende el sesenta por ciento del éxito de la comunicación, una comunicación que debe incrementarse, si cabe, cuando las cosas no van bien en la empresa, como está pasando en la actualidad. En el último año, han proliferado las informaciones negativas y pasivas. Han sido habituales mensajes como “Vamos mal, hay que recortar gastos”, “No vamos bien, hay que reducir sueldos o jornadas”, “No vamos tan mal, pero hay que trabajar más”.
Sin embargo, la comunicación ha sido poco proactiva. Que estamos en una situación complicada lo sabemos todos, lo que muchos aún no conocen es qué espera de ellos la organización para salir de la crisis, cómo pueden arrimar el hombro. Hay una ausencia preocupante de comunicación, porque todavía muchos directivos siguen pensando que para lo que hay que comunicar, mejor no comunicar nada. Y esto, en la mayoría de los casos hace pensar a los profesionales que quizá su empresa no tiene ni estrategia ni objetivos y es mejor ir pensando en otras alternativas.
Si a la vuelta de esta crisis queremos encontrar profesionales comprometidos y motivados, muchos directivos deberían pensar cómo convertir la “maría” de comunicación interna en una asignatura troncal.
2 comentarios en «La “maría” de recursos humanos»
José María Aznar tampoco hablaba inglés
Nosotros llamábamos marías a la Religión, la Política y la Gimnasia, quizá porque eran las asignaturas que se solían aprobar sin gran esfuerzo… En las empresas, yo hablaría más de «asignaturas pendientes» y, en feecto, creo que la comunicación interna es una de ellas. Para mí el idioma no era una maría, ni creo que haya necesidad de meter en este ajo al presidente Zapatero…
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