La innovación y el conjunto de actividades que de ella derivan son a su vez, el garante de un crecimiento sin límites y una de las fórmulas de salida a la recesión.
La innovación nos acompaña en nuestras vidas, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos estamos “rodeados de innovación”; probablemente sea una de las prácticas más difundidas en la actualidad. ¿Es la innovación la receta y solución a nuestros males?; ¿Lo es básicamente porque nadie conoce exactamente su significado, o mejor aún su utilización y la obtención de resultados?
Desde el punto de vista de los resultados, la innovación es en algunos casos un “bluf”; una práctica que se ha encumbrado hasta la cima y que desde allí ha caído en picado por no cumplir las expectativas generadas.
¿Estamos conformes con esta situación?; al igual que la fábula del “sastrecillo valiente” todos vemos al rey vestido cuando en realidad está desnudo; todos innovamos pero en realidad nuestra actitud vital frente a nuestra profesión poco ha cambiado.
¿Quién será el “sastrecillo valiente” que desenmascare al rey de la innovación?; sin duda será la recesión que estamos viviendo y aún mejor la salida de la misma quien lo haga; quien lleve a la innovación a su terreno natural, adecuado para una serie de problemas, pero ineficiente e inadaptado para otros.
Pretendo en este escrito, aclarar desde mi visión, alguno de los puntos que han convertido a la innovación en el mejor “traje invisible de nuestros tiempos”.
Debemos aclarar que innovar no es hacer ninguna práctica que ya hacíamos anteriormente pero con otro nombre o adjetivo superpuesto; en consecuencia innovar no es una nueva forma de práctica de calidad, de estrategia empresarial o de Investigación y desarrollo tecnológico.
En el caso del I+D, la innovación es una excelente estrategia para poner en valor al mismo y no necesariamente el último “estado del arte”, en el mejor (y más rentable) de los casos, la innovación actualiza el conocimiento técnico / científico existente, dotándole de un nuevo valor actualizado y adaptado a la circunstancia del momento.
Innovar, tampoco consiste en irse al otro extremo; ser innovador no es igual a ser creativo. La innovación es una práctica profesional estructurada, basada en la hibridación de conocimientos y que utiliza en alguna de sus fases la creatividad como herramienta de trabajo.
Afirmaremos que la innovación es una práctica profesional con todas sus consecuencias, que tiene en su modalidad de innovar en los modelos de negocio su máximo exponente.
En algunos casos utilizaremos la innovación como un “adjetivo” que puede enfatizar otras prácticas, de este modo podremos ser “innovadores” en marketing, en logística, en diseño. En realidad, estamos definiendo que operamos en la “frontera” del conocimiento de dichas prácticas, pero dentro de ellas.
Innovar es una práctica estructurada y metodológica, que supera la dimensión personal para llevarla al grupo y al crisol de conocimientos. El “ejercicio de innovar” dentro del alcance y dimensión personal, lo denominaremos emprender. Emprender es una actitud personal, innovar es una práctica profesional.
Innovar consiste en centrar el foco de un problema buscando una solución adaptada al la circunstancia del momento. Innovamos en la medida que encontramos una solución a nuestro problema adaptada al conocimiento científico tecnológico del momento, al nivel socio cultural y a la circunstancia económica. Las soluciones basadas en la innovación son cortoplacistas en su aplicación y caducan con el paso del tiempo.
La innovación no es intensiva en inversión económica, si lo es en la captación y aplicación de conocimiento; por lo que implica que sea aplicada de forma constante para establecer barreras defensivas frente a la competencia. Las empresas que son “innovadoras” , lo son siempre y de forma sistémica; forma parte de su ADN. Cabe reseñar, que esta es una de las mejores prácticas defensivas que podemos establecer, ya que no puede ser establecida a “golpe de talonario” por ningún competidor o inversor.
Por último y en mi opinión, es la innovación la solución más rápida, efectiva y económica para poner a nuestro país definitivamente en el top de la competencia mundial.
1 comentario en «El ejercicio de innovar»
Oportunas reflexiones de Antonio, que suscitan nuevas reflexiones y debates. Hay, sí, diferentes lecturas para el término «innovación», aunque convengamos en que la competitividad pasa por ahí. En realidad, también deberíamos plantearnos con qué o quién competimos, porque puede haber nuevos valores o tendencias sociales que desvíen la atención de nuestros clientes, aparte de hacerlo otras empresas del sector… Mucho, mucho, que hablar al respecto.
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