1 de noviembre de 2024
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La motivación: Ciro el Grande y la utilidad de las arengas

La motivación: Ciro el Grande y la utilidad de las arengas

Persia siglo VI a.C. Nos encontramos en los comienzos de la guerra entre Persia y Asiria.

En cierta ocasión, Crisantas, general del ejército de Ciro, rey de Persia, lleva ante éste a unos desertores para que le den información. Aquellos le advierten sobre la arenga previa a la batalla que el rey Asirio ha hecho a sus tropas, cuestión que preocupa seriamente a Crisantas. Por esta razón, recomienda a Ciro que reúna cuanto antes a sus tropas y las arengue con el mismo vigor y fuerza, con el objeto que la misma refuerce su espíritu y moral.

Sorprendentemente Ciro se niega a ello, pese a que ya lo había realizado en numerosas ocasiones anteriores, aduciendo que un solo discurso no tendría efecto sobre personas que no han sido adiestradas previamente en el manejo de las armas, ni las preparará mentalmente para arrostrar los peligros. Señala que lo importante es que junto a las tropas haya mandos y maestros que sean los que les muestren el camino adecuado y les tengan debidamente preparados para enfrentarse a cualquier situación.

Indica que esa es la gran diferencia entre el ejército asirio y el persa, el grado de preparación de sus tropas. Además, señala a Crisantas que tiene la misma oportunidad de ser útil una arenga a personas sin preparación y actitud adecuada, que el que una persona que no sabe nada de música pueda acabar dominando el arte de la música por un canto bien entonado.

Ciro es un rey experimentado y como tal es conocedor que las arengas sólo tienen utilidad cuando se pronuncian en un momento clave. Eso sin contar el peligro de despertar exageradas esperanzas en las tropas. Como gran psicólogo conoce que antes y durante el combate el estado mental del soldado es más importante que su estado físico, por eso hay que cuidarlo con esmero.

Según señala Juan Carlos Iglesias Zoido, en un excelente trabajo sobre “La arenga militar en Jenofonte”, la arenga del asirio es para que luchen con desesperación, todo o nada, sólo que pronunciada para tropas inexpertas. Mientras que las tropas persas, que están mejor entrenadas y no son arengadas, consiguen una gran victoria.

¿Significa esto que dar un discurso o una charla en la empresa por parte de la alta dirección no tiene ninguna utilidad?

No, lo que significa es que las mismas deben ser pronunciadas con el objetivo de sacar un beneficio real de esas palabras de ánimo, por lo que el público objetivo tiene que estar debidamente seleccionado.

A lo largo de la historia lo que trasciende son las grandes arengas, verdaderas o falsas, ante el conjunto total de las tropas en los momentos anteriores a los grandes enfrentamientos. Pero la realidad es que la mayoría de las mismas son pronunciadas ante un grupo muy selecto de mandos con la instrucción precisa de que las transmitan en orden jerárquico. Reservando las palabras de reconocimiento en lugar de la arenga para las situaciones consideradas de mayor gravedad.

¿Para que sirven las arengas, discursos, charlas, exhortaciones?

Para motivar a aquellas personas que las escuchan. Las arengas se basan en las emociones, lo que implica una motivación más intensa, pero la motivación que nos interesa y que es propia de los equipos de alto rendimiento está basada en la confianza lo que a su vez implica una mayor estabilidad.

¿Cuáles son las principales motivaciones en el trabajo?

Según un reciente estudio realizado por el CEF (Centro de Estudios Financieros) y dirigido por Ángel Fernández Muñoz, los diez aspectos que más motivan en el trabajo son:

  1. Poder desarrollarse profesionalmente
  2. Aprender más sobre la profesión que desempeña
  3. Asumir responsabilidades
  4. Trabajar en un buen ambiente
  5. Desempeñar un trabajo interesante
  6. Tener buena relación con los compañeros
  7. Poder conciliar vida laboral y personal
  8. Poder aportar sugerencias, propuestas, soluciones
  9. Conseguir un reconocimiento por el trabajo realizado
  10. Conocer bien las funciones del puesto que ocupa

En un estudio más en profundidad señala la conveniencia de segmentar a la plantilla para que la política de motivación sea efectiva. Por otra parte Michael Lebouef y Paco Muro en su libro “El Gran Secreto de la Motivación” nos indican que recompensar bien no es cuestión de cantidad sino de calidad, señalándonos los diez modelos de recompensas más asequibles:

  1. Dinero
  2. Elogios
  3. Tiempo
  4. Un trozo del pastel
  5. Tareas preferidas y trato de calidad
  6. Promoción
  7. Autonomía
  8. Formación
  9. Diversión
  10. Regalos

Recientemente Manuel Olleros Izard ha publicado un interesante artículo en el periódico RRHH Digital en el que hace una observación clave: “La teoría de la motivación basa su análisis del rendimiento de los trabajadores en cómo el trabajo y sus recompensas satisfacen las necesidades individuales de los empleados, obteniéndose la conclusión de que si las necesidades de los empleados son satisfechas, los empleados estarán motivados para trabajar a niveles de alto rendimiento. La comprensión de las necesidades humanas en el trabajo y la creación de un ambiente de trabajo que satisfaga estas necesidades es una tarea clave para la dirección general.”
Finalizamos el artículo esperando haber podido ayudar en la tarea de a quién  y cuándo hay que dar un discurso o charla para motivar y que sea útil, qué es lo que realmente motiva a las personas y cómo se les puede recompensar para conseguirlo. “Nada sobre esta tierra puede detener al hombre que posee la correcta actitud mental para lograr su meta. Nada sobre esta tierra puede ayudar al hombre con la incorrecta actitud mental.” (Thomas Jefferson, más de dos mil años después de Ciro el Grande)

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2 comentarios en «La motivación: Ciro el Grande y la utilidad de las arengas»

  1. Como el compromiso, como la responsabilidad, la motivación es ciertamente cardinal y trascendente y, sin embargo, un tema en efecto peliagudo… Hay quien apuesta por la motivación intrínseca y que, en la economía del siglo XXI, el jefe se limite a no desmotivar… Pero en todo caso, el jefe debe seguramente catalizar la motivación intrínseca, sin descartar la extrínseca. Oportuno el texto de Benito, como siempre.

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