Esto y nada es lo mismo. Si, pero no. Quizás, pero igual también.
El caso es que la señora ministra se ve en un papel bastante complicado, ya que sabe que tiene que defender lo indefendible, que tiene que comulgar (perdón para los ateos) con ruedas de molino y que tiene que poner la cara para que se la rompan a ella en lugar de a su jefe que, según todos los analistas, es el gran culpable de la subida de impuestos que se avecina.
Eso sí, como para don José (Pepiño) Blanco, los que ganan algo más de 50.000 euros son ricos, aquí paz y después, mas impuestos.
¿Y de la crisis?
Lo que decía el gran grupo musical de nuestra juventud: Crisis, ¿qué crisis?
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