Vuelves de vacaciones con un humor excelente. Te rencuentras con tus compañeros y os contáis las aventuras que habéis vivido. Disfrutas porque recordar es como volver a vivir.
El primer día de trabajo después de vacaciones es un día de transición. Tu cuerpo, recargado de energía, ha soportado perfectamente la sorpresa tempranera del despertador. Tu mente y tu inteligencia emocional tratarán hoy de adaptarse con moderación a la actividad y el ritmo laboral frenético que te van a acompañar durante los próximos once meses.
Todo el mundo, tu jefe incluido, comprenden y aceptan que hoy es un día para practicar la indulgencia: acabas de llegar de vacaciones. Esa media sonrisa que todavía llevas en la cara desde que entraste, y ya ha pasado una hora, mañana les parecería estúpida.
Pero este día de trabajo feliz está a punto de terminarse porque acabas de encender tu ordenador. Mientras tecleas la contraseña el ogro se apresta a darte tu merecido. Tu servidor se conecta y… ¡horror! ¡ahí está! 589 mensajes de correo-e ¡nuevos! … en tu Bandeja de Entrada (BE)
Es justo en este momento cuando te das cuenta que tus vacaciones han terminado. Tu sonrisa ha desaparecido y el monitor de tu pantalla contempla unos ojos muy abiertos con las cejas levantadas y una mandíbula descoyuntada. Debe ser una mueca de sorpresa. De mala sorpresa.
El ogro está satisfecho y se dice ¡toma!
Pasados unos segundos tu cuerpo aún permanece inmóvil. Tu inteligencia emocional todavía está descifrando la relación existente entre el algoritmo 589 y el grado de descoyuntación de tu mandíbula. Mientras tu mente consigue desbloquearse momentáneamente y lo único que recuerda es el gran esfuerzo que realizaste los días antes de irte de vacaciones para adelgazar tu BE y dejar – solamente – 192 mensajes en ella. Con dificultad los sumas con los nuevos y… son 781.
Esa nueva cifra activa una nueva neurona que cortocircuita el proceso anterior de tu inteligencia emocional. En ese momento la función back-up de protección de tu sistema neurológico lanza un test de status de inteligencia. El resultado es que el sistema ha entrado en fase crítica. Las alarmas del sistema se activan, varias sinapsis se disparan y consiguen movilizar, sincrónicamente, los músculos de tu boca y la zona cerebral responsable del lenguaje. En toda la sala se escucha un enorme grito que dice ¡MIERDA!
Todos tus compañeros se giran hacia ti, comprensivamente, sin sorprenderse y te hacen gestos cariñosos de que te lo tomes con calma. Y después todos giran su vista al monitor.
Ellos volvieron ayer.
2 comentarios en «La vuelta de vacaciones y el ogro»
simplemente muy bueno
Muy descriptivo del primer día de trabajo a la vuelta de las vacaciones. Me gustaría agregar que en la mirada de comprensión de los compañeros también hay un «qué pensabas que el ogro se toma vacaciones». No siempre está ahi para reencontrarnos con la realidad. Felicitaciones
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