¿Sabía que cuando usted abre una cuenta de ahorro o un depósito a plazo fijo, está decidiendo a qué personas y proyectos presta su dinero? Porque al confiar nuestro dinero a una institución financiera, estamos permitiendo que numerosas empresas y organizaciones reciban financiación para poner en marcha y desarrollar sus proyectos. Dependiendo del tipo de empresas y sectores que financie dicha entidad, nuestro dinero estará trabajando en una dirección u otra.
Cada día tomamos decisiones económicas que influyen en el tipo de sociedad en el que nos movemos. Cualquier persona que dona, gasta, ahorra o invierte forma parte del sistema económico y social. Aunque cada vez tenemos un sentimiento más generalizado de que nuestro comportamiento individual influye en el mundo, todavía muchas personas no se han planteado que con sus ahorros también pueden fomentar un tipo de realidad u otra. Si como consumidores responsables nos planteamos de dónde procede el café que compramos o en qué condiciones se ha fabricado la ropa que nos ponemos, ¿por qué no trasladar esa trazabilidad a nuestros ahorros?
Ahorrar es una decisión financiera que incorpora una responsabilidad personal. Como clientes bancarios, a menudo buscamos el interés más atractivo sin plantearnos las consecuencias que implica que tal banco o caja de ahorros nos ofrezca dicha rentabilidad. Rompemos, a veces de forma inconsciente, el lazo que nos une con el destino de nuestro dinero una vez contratado el depósito o la cuenta de ahorro, sin valorar nuestra responsabilidad en este proceso a la hora de exigir cambios, transparencia y un destino justo de nuestros ahorros.
Sin embargo, cada vez más personas valoran la política de inversión y la transparencia a la hora de elegir una institución financiera. Porque dejar los ahorros en manos de un banco, sin preocuparnos del uso que va a hacer de mi dinero y pensando exclusivamente en el tipo de interés, supone limitar nuestra aportación al objetivo básico de la economía real: producir bienes y servicios que garantizan nuestra calidad de vida y la de aquellas personas en situación más vulnerable.
En el actual contexto económico, las decisiones financieras han pasado a ser una preocupación más constante, haciendo que cada vez más personas, empresas e instituciones piensen sobre el destino de sus ahorros.
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