Que el Diálogo Social pasa por sus peores momentos, no es necesario llenar muchas líneas que lo justifique, aunque el ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, y los secretarios generales de UGT y CCOO se empeñen en demostrar lo contrario.
Una de las condiciones imprescindibles que permite el Diálogo Social es “la voluntad política y el compromiso de todas las partes interesadas”. La voluntad política seguro que existe, pero no el compromiso de llegar a los acuerdos que en estos momentos necesita la situación social de nuestro país -un paro creciente que, según los técnicos, puede llegar a los 4,5 millones de desempleados a finales de este año; una caída preocupante del Índice de los Precios Industriales; un hundimiento brutal de uno de los sectores motores de la economía, como es el de la construcción, etc.-. Y es que ni unos ni otros han perdido el mínimo tiempo en analizar las causas de esta situación. El Gobierno, hasta hace unos días no aceptaba la realidad; los Sindicatos mayoritarios, alegando que los trabajadores no eran culpables de la situación y, por tanto, no tenían que pagarla; y la Patronal, exigiendo un menor coste social del trabajo.
Para que exista el Diálogo Social el Gobierno no puede adoptar un papel pasivo, ya que tiene la responsabilidad de crear un clima político y cívico estable que permita a los interlocutores actuar libremente.
Con la actual situación y triste realidad, el seguir invocando al Diálogo Social como solución para salir de la crisis, y, lo que es más importante, acordar qué haremos cuando salgamos de ella, es una pérdida de tiempo, ya que lo único que se podría conseguir son pequeños parches como los que hasta ahora se están adoptando, pero que sólo son “pan para hoy y hambre para mañana”.
Por tanto, parece razonable que se busque otra forma de alcanzar acuerdos estables y de futuro capaces de edificar un nuevo modelo basado en la demanda exterior, lo que exige la previa conquista de la productividad para que nuestras exportaciones sean competitivas; un nuevo modelo de crecimiento mediante oportunas políticas de gasto que eviten los inconvenientes vaivenes ligados a las naturales alternancias políticas; un nuevo modelo que racionalice ciertos consensos en relación con las limitadas capacidades actuales del poder político para influir en la economía.
Este nuevo modelo, que permita que España salga de la más grave crisis económica y social de los últimos 80 años, deberá alcanzarse a través de un gran Pacto de Estado que comprometa a todos a salir de la crisis, como ya se está pidiendo desde diferentes esferas, y en el que, después de escuchar al Consejo Económico y Social -donde están representados los agentes sociales-, la mayoría de los partidos políticos arrimen el hombro, sin mirar a los errores del pasado y asumiendo los costes políticos de las medidas que se adopten, se comprometan, como representantes del pueblo español, a desterrar la recesión, frenar la destrucción del empleo y favorecer la creación de nuevas empresas, que son las que crean empleo.
Desde CONFEDERACIÓN DE CUADROS Y PROFESIONALES (CCP) apostamos por esta fórmula, ya aplicada en nuestro país en 1977 como fueron los Pactos de la Moncloa y que nos permitieron salir de una grave crisis económica fruto de la crisis del petróleo de 1973.
1 comentario en «¿Diálogo Social o Pacto de Estado para salir de la crisis?»
Estoy de acuerdo ,un pacto de Estado, dejarìa las cosas en su sitio, nos sentiriamos màs relajados, entre otras cosas porque los medios de comunicaciòn, enfocarìan la situaciòn desde otro punto de vista, sin tantos radicalismos ni influencias polìticas, todos a una como Fuenteovejuna, necesitamos relajarnos, y eso pasa por sentirnos protegidos y que mejor que un pacto a gran escala. ojalà los medios de comunicaiòn se hicieran eco de este tipo de planteamientos, un saludo
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