¿Despido libre y barato?

Recientemente Gerardo Díaz Ferrán, Presidente de la CEOE, ha pedido, durante su intervención en Foro Nueva Economía, que los Expedientes de Regulación de Empleo (EREs) no estén sujetos “para nada” a la autorización previa de la Administración para conseguir, entre otras cosas, una mayor rapidez en su tramitación y que “no se eternicen”. Díaz Ferrán aseguró que ningún empresario quiere despedir a trabajadores que necesita; “cuando un empresario se ve obligado a despedir a una parte de su plantilla es para salvar a la empresa y al resto de la plantilla” señaló.

No hay que olvidarse que con los EREs solamente se consigue el 3% de las rescisiones de contratos, y que el 40% de la destrucción de empleo se debe a los despidos improcedentes -la solución más cara del ordenamiento laboral-, y que,  generalmente, en los EREs temporales se llegan a acuerdos entre los representantes de los trabajadores y los empresarios, mientras que en los definitivos, es decir, los que conllevan la pérdida del empleo, se tiene que recurrir a la autorización administrativa por falta de acuerdos sociales.

Ante estos datos, cabe preguntarse, en el fondo de la propuesta, que es lo que pretende el presidente de la CEOE. La respuesta tiene una doble opción:

1. Buscar que el despido sea libre
2. Conseguir abaratar el despido

Llevamos tiempo oyendo las voces autorizadas de organismos internacionales que recomiendan, aconsejan, que se deben producir reformas estructurales en la economía española:

• La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), por boca de su secretario general, Angel Gurría, manifestó que “ahora más que nunca” es necesario flexibilizar el mercado laboral para poder facilitar el despido con el fin de beneficiar la creación de empleo.
• El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha avisado a nuestro país que si no reforma su economía caerá en una espiral de desempleo peligrosa.
• La Comisión Europea ha estimado que España debe introducir más competencia.
• El Banco Central Europeo ha considerado que las reformas deberían centrarse en aumentar la flexibilidad del mercado laboral.
• Y, recientemente, el Gobernador del Banco de España ha planteado una reforma del mercado laboral para incentivar la contratación.

Por tanto, resulta evidente que estamos en puertas de un debate importante para el futuro del mundo laboral español, aunque el presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, ha manifestado rotundamente que “no permitirá un recorte de derechos de los trabajadores, ni el despido libre”, si bien es cierto que España es el único país europeo en el que se requiere una autorización administrativa para cerrar una fábrica -a excepción de Holanda-.

A primera vista debería parecer obvio que cuanto menos se obstaculice el despido más atractivo resultará contratar trabajadores, y viceversa, cuanto más se dificulte el despido más costoso se tornará contratarlos. Si el despido es libre, el empresario nada pierde por contratar a los trabajadores, ya que podrá despedirlos tan pronto como deje de considerar valiosa su contribución. No podemos olvidar que hoy en día un tercio de las plantillas son temporales, y ello es consecuencia de la excesiva rigidez en que se desenvuelve el mercado de trabajo español. Y tampoco podemos olvidar que así como los trabajadores pueden ”despedir” a los empresarios cuando quieran, rescindiendo su contrato para aceptar otra oferta más ventajosa, los empresarios deberían poder despedir libremente a los trabajadores cuando juzguen que les cuesta más que lo que aportan.

Juan Antonio Sagardoy, catedrático de Derecho del Trabajo, señala “que en España hay despido libre, pero caro, el más caro de Europa”, y añade que la indemnización en España es casi un 38% más alta que en Alemania, un 176% más elevada que en el Reino Unido y más de un 200% superior a la de Francia.  Sin embargo, una tercera parte de los contratos temporales carecen de indemnización, así como los despidos por causas disciplinarias -aquellos que un tribunal juzga justificados bien por un rendimiento deficiente del trabajador o bien por otras faltas-, y las prejubilaciones no son sino una forma barata de despedir a los trabajadores de una cierta edad en donde el Estado se lleva la peor parte.

El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, señala que el origen de la recesión no tiene nada que ver con el mercado laboral, y efectivamente así es, pero no se puede negar que algo se debe hacer para modernizar el país y facilitar la mejora de la productividad, ya que en caso contrario estamos condenando al desempleo a trabajadores con una productividad menor, por ejemplo a los jóvenes no cualificados o sin experiencia laboral.

Para CONFEDERACIÓN DE CUADROS Y PROFESIONALES (CCP) el principal error es tomar decisiones de recorte masivo sin realizar un análisis previo y sin buscar qué otros aspectos son mejorables en la organización de las empresas. Se trata de hacer un ajuste cualitativo, más que cuantitativo, con el fin de evaluar el potencial y las posibilidades de supervivencia y de crecimiento.

CCP es partidaria de que se debe iniciar este gran debate, precisamente ahora, para encontrar soluciones a esta profunda crisis. El gran reto es avanzar hacia un modelo capaz de articular planes sociales eficaces con costes más moderados, aunque cuando alguien plantea la necesidad de reformar el mercado de trabajo se le acusa de abrazar las tesis de la patronal más rancia; pero no hacer nada en este contexto es un suicidio colectivo.

Pero este debate deberá, en opinión de CCP, realizarse con los partidos políticos y en el Parlamento -con luz y taquígrafos-, olvidándose del marco del diálogo social, ya que la última reforma del mercado laboral que realizó el Gobierno socialista en el marco del diálogo social para tratar de remediar esta situación fue poco afortunada: Sólo se logró reducir la temporalidad en poco más de un punto.

David Irigoyen de la Rasilla es Presidente del Sindicato de Mandos de Navarra de Confederación de Cuadros y Profesionales (SMN-CCP)