Hasta hace bien poco, la actividad comercial de todos los bancos era, principalmente, dar dinero a diestro y siniestro con la sana intención de cobrar intereses y obtener el lógico y mercantil beneficio. Hoy en día, en plena crisis económico-financiera, resulta que el inicio de los impagados, el aumento de los morosos y la escasez de liquidez por la bajada de la demanda en la casi totalidad de los sectores, hace que los bancos se hayan replanteado (en muchos casos obligatoriamente) su actividad comercial enfocándola a la captación de dinero en lugar de su préstamo.
Es gracioso que doña Ana Patricia, ejemplo claro de mujer inteligente, brillante, preparada y futura líder de la banca mundial (en cuanto su padre lo autorice), ahora diga que el banco que preside estaría encantado de dar más créditos, pero que si no lo hace es porque la demanda no es lo suficientemente solvente, o lo que es lo mismo, carente de riesgo, sobre todo cuando el Gobierno se ha encargado de inyectar dinero a los bancos que lo desearan, entre otras cosas, para apoyar a las empresas, autónomos y particulares que pudieran necesitarlo.
Lo de hoy es consecuencia de lo de ayer. Antes sí y ahora no. O lo que es lo mismo, aquellos lodos trajeron estos barros y, mientras tanto, se perjudica a muchos empresarios, a sus economías y a las de sus trabajadores.
¡Hasta la semana que viene!
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