Como dice Alan Lakein, uno de los gurús de nuestros días en lo que a gestión del tiempo se refiere, “el tiempo es vida. Es irreversible e irremplazable. Desperdiciar su tiempo es desperdiciar su vida, pero dominar su tiempo es dominar su vida y extraerle el máximo provecho”. Y, ciertamente, quien mata el tiempo no es un asesino, sino realmente un suicida.
¿Cuántas veces te has escuchado decir “cuando tenga tiempo…….”, “si tuviera tiempo…….”. ¿En verdad crees que ese tiempo que tanto anhelas va a aparecer por arte de magia? Ahora que Papá Noel inicia su viaje en trineo y que la Noche de Reyes cada vez está más cerca, quizá puedas pedirles algo más de tiempo.
Entre tanto, quizá, y sólo digo quizá, elijas hacer algo: ¡Ponerte en marcha! Ahora bien, para ello realmente debes querer tiempo. Y llegados a este punto, te pregunto: ¿Realmente quieres más tiempo?, ¿no querrás únicamente lamentarte de tu falta de tiempo? Y es que sentir que no tenemos tiempo puede ser un chute rápido -pero fugaz- de autoestima. ¡Qué importantes nos sentimos a veces cuando no tenemos tiempo para nada!; ¿nunca has alardeado ante los demás de tu falta de tiempo?
Mira en tu interior y respóndete a estas preguntas: ¿Para qué quiero tener tiempo?, ¿en qué quiero invertir el tiempo? Y cuando tengas tu respuesta, y sólo la tuya, párate un momento a pensar. Al fin y al cabo, todos disponemos del mismo tiempo, 24 horas cada día.
¿Qué es entonces lo que nos distingue? La diferencia está en lo que hacemos con esas horas, cómo las organizamos, en qué las invertimos. Y digo invertimos, y no gastamos, porque una de las cosas que diferencian a las personas que gestionan bien su tiempo de aquéllas otras que no lo hacen es que consideran el tiempo un recurso que merece la pena invertir, e invertir bien.
En verdad, nunca antes en la historia de la humanidad hemos dispuesto de tantos mecanismos para “ganar tiempo”: Hornos rápidos, comida rápida, comunicaciones rápidas, transportes rápidos; estamos en la era del “fast” y, sin embargo, pasamos el día lamentándonos de nuestra falta de tiempo. ¿No será que te “creas” demasiadas obligaciones?, ¿te preguntas qué es lo realmente importante para ti cada día?
Conocerás el famoso refrán “Quien mucho abarca poco aprieta”; ¡toma nota! Y como dice la Ley de Parkinson, “todo trabajo se expande hasta llegar a ocupar todo el tiempo disponible para su completa realización”. ¿Es este tu caso?
Los comentarios están cerrados.