En los últimos meses estamos hablando mucho de este concepto, desde las declaraciones del Sr. Gómez Navarro hasta la ausencia de parlamentarios en una sesión de control al gobierno: No fue ni el que preguntaba.
Y seguimos hablando de ello desde el mismo punto de vista, vagos y no cumplidores con las obligaciones adquiridas.
Le preguntaban en una emisora de radio al señor Rajoy, ¿cómo es posible que los parlamentarios no acudan a su puesto de trabajo?, a lo que respondió muy políticamente que no le parecía bien y que haría lo posible para que no volviese a ocurrir. ¿Les impondrá una sanción o les pondrá un detective?
Por este camino, más de lo mismo. Parece que las sanciones, el control y todas las medidas coercitivas son las únicas herramientas que sirven para combatir esta lacra, que ya me gustaría saber cuantos puntos del PIB nos cuesta, y que por más que las aplicamos seguimos sin conseguir reducirla. Viene una crisis, y con ella despidos, y con estos la reducción del absentismo presencial, por lo menos en el sector privado, que no el público o institucional. Apunto presencial porque el hecho de ir al puesto de trabajo no significa que no se sea absentista.
Los parlamentarios no van al Congreso porque tienen otras cosas más importantes que hacer, por lo menos en su orden de prioridades. Prioridades que se contagian de unos a otros -si no vas tú ¿por qué voy a ir yo?-, prioridades que surgen de una falta total de motivación -pero si hoy no se vota… y para oír lo que ya sabemos-, falta de motivación que aparece por una confusión constante del con quién tienen el compromiso -con el partido y con su propia situación, no con el Congreso-, lo que les hace olvidar que ese Congreso está para que los ciudadanos conozcan libremente qué se dice y qué se hace.
En la empresa es exactamente igual. Combatir el absentismo no es, además de todas las medidas de control, escudarse en que los médicos dan la baja fácilmente; es asumir que algo está pasando en nuestra organización o país que hace que los trabajadores no estén comprometidos con su puesto de trabajo. El absentismo es un síntoma de una enfermedad más importante.
El objetivo personal de cualquiera tiene que estar alineado con el de su puesto de trabajo, no vale cobrar por cobrar como no vale asistir por asistir. El ser humano debe sentirse a gusto en cualquier acción que realiza e identificarse lo más posible con ella. Esta identificación entre tarea y persona, junto con la manera en que lideramos a nuestros equipos, es la base para abordar un síntoma que nos hace perder mucho, pero que mucho dinero. Si además, los padres de la patria dieran ejemplo, la mejor herramienta de formación, seguro que obtendríamos resultados.
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