Corbacho: Si el gobierno no puede rechazar legalmente el ere de telefónica, «modificará la ley»

Parto del honrado principio de que, en el fondo, tiene toda la razón. Lo que no me parece de recibo son las formas.

Queda claro, y así se ha comentado en estas mismas páginas, que muchas empresas están aprovechando la coyuntura económica y su consecuente catarata de expedientes de regulación de empleo (EREs) para soltar lastre sin que, en principio, algunos de ellos estén justificados.

Según parece, esa es la intención de la beneficiosa Telefónica que, a bombo y platillo, anunció recientemente unos resultados espectaculares y un crecimiento considerable.

Pretender, con esos antecedentes tan halagüeños, que se entienda que una empresa con magnos beneficios se plantee un expediente de regulación de empleo (ERE), la verdad sea dicha, no es de recibo.

Hasta ahí, mi acuerdo con el planteamiento en el fondo del señor ministro. Pero una cosa es defender que algo no es de recibo y otra muy diferente amenazar con cambiar una legislación porque alguien pretende aplicarla.

Hace ya demasiado tiempo  que aprendí del gran jurista romano Ulpiano que Iustitia est constants et perpetua voluntas ius suum cuique tribuendi, o lo que es lo mismo, que la Justicia es la "constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo suyo"

Por ello, estando de acuerdo con Corbacho en el fondo, estoy totalmente en desacuerdo en la forma.

Si la ley existe se cumple, se respeta y se acata.

Eso de querer cambiarla a las primeras de cambio es más de gobiernos de repúblicas bananeras (tan amigos, por cierto, del presidente Zapatero) que de un país serio, con más de 30 años de democracia, que pretende ser reconocido y participar con los del G20.

Y aceptando lo que el gran Ulpiano decía, no es menos cierto que Telefónica, de la que soy accionista, pretende olvidar que toda gran empresa tiene un fin social que no esta reñido con repartir dividendos entre sus accionistas.

Muchas memorias de responsabilidad social corporativa para que luego, a la hora de la verdad, tan sólo se fijen en la línea final de la cuenta de resultados.

¡Qué injusto!

Hasta la semana que viene.