Las medidas respetuosas con el medio ambiente o dirigidas a fomentar conciliación de la vida laboral y personal, la accesibilidad, la igualdad y la no discriminación ya no son suficientes. Los empleados demandan cada vez más a sus empresas una mayor implicación no sólo con la sociedad, sino con las inquietudes sociales de sus propios trabajadores. Surgido a mediados de los años 90 y bautizado con el nombre de "voluntariado corporativo", todavía no es una práctica muy extendida, aunque las compañías que están apostando por ella valoran las ventajas de esta actividad, entre las que se encuentran:
- El impacto positivo que tiene en la imagen de la empresa a nivel interno y externo.
- La identificación de los empleados con los valores de la compañía en la que trabajan
- Su incidencia en el desarrollo de las capacidades de los empleados, como el trabajo en equipo o el liderazgo.
La novedad con respecto a las clásicas políticas de Responsabilidad Social Corporativa es que la empresa no sólo se involucra con aportaciones económicas en proyectos que más o menos encajen con su cultura empresarial o su filosofía, sino que supone una implicación total. Un compromiso que requiere de la participación de los empleados y que supone que al menos parte de los objetivos que se consigan han sido llevados a cabo por el capital humano de la compañía, lo que incrementa la sensación entre los trabajadores de que las políticas de RSC de su organización consiguen realmente mejorar la sociedad en la que viven.
Las empresas socialmente responsables tienen un mayor atractivo para los nuevos talentos, especialmente las que ofrecen actividades relacionadas con el voluntariado. El 62% de los jóvenes entre 18 y 26 años afirman que prefieren trabajar en una empresa que ofrezca un programa de voluntariado, según una encuesta de la consultora Deloitte ‘2007 Deloitte Volunteer IMPACT Survey of Gen Y’. Uno de los posibles motivos de esta postura es que estas actividades están muy extendidas a nivel individual, por eso las nuevas generaciones se ven atraídas por compañías que cuentan con un programa de RSC integrado plenamente en su estrategia y actividad diaria, compañías con una cultura de responsabilidad social que involucra a la dirección y a los empleados en la búsqueda del rédito económico, social y medioambiental de la empresa. No en vano, el voluntariado alineado con la estrategia de la empresa garantiza su sostenibilidad a largo plazo.
En cuanto a su faceta formativa, en Estados Unidos el voluntariado se empieza a considerar no sólo parte de la política social de la empresa, sino también un activo de los programas de formación de empleados, cuando se trata de una actividad basada habilidades, que aplica conocimiento y experiencia de negocio para ayudar a organizaciones no gubernamentales. Según el estudio ‘2008 Deloitte Volunteer IMPACT’, realizado entre responsables de Recursos Humanos, este tipo de actividad no-lucrativa añade valor a la formación y al desarrollo profesional, y es especialmente relevante como herramienta de aprendizaje para la próxima generación de directivos. Es cuestión de tiempo que en España, sobre todo en este momento de crisis en el que la inversión en formación se puede ver comprometida, se comience a valorar esta alternativa como una herramienta efectiva y económica.
En nuestro país, el voluntariado corporativo se enfrenta a una serie de retos para consolidarse. El principal es despertar el interés por este tipo de actividades en un número de empresas cada vez mayor, incluidas las pymes, un ámbito en el que todavía queda mucho camino por recorrer. Uno de los primeros pasos en esta dirección se dio el pasado mes de abril en Valencia, durante el I Congreso de Voluntariado Corporativo. Este encuentro internacional se marcó como objetivo la creación del Día del Voluntariado Corporativo en España.
Cooperación Internacional ONG es pionera en la introducción del voluntariado corporativo en España y ha sido responsable, por segundo año consecutivo, de la celebración del Día Solidario de las Empresas, una iniciativa que el pasado 25 de octubre contó con la participación de más de 280 empleados de 17 importantes compañías, entre las que se encontraban Iberdrola, Antena 3, Orange, Fluor, Société Générale, Agio, etc.
Este encuentro ayudó a dar a conocer el trabajo que las empresas están llevando a cabo en el desarrollo del voluntariado corporativo. Pero todavía queda mucho por hacer, y las ONGs especializadas tienen un papel esencial en la promoción de la cultura solidaria en el ámbito empresarial: Pueden asesorar a la empresa sobre los proyectos más adecuados para cumplir sus expectativas y en la elección del formato más adaptado a sus necesidades, como el voluntariado puntual, la celebración de un Día Solidario a nivel individual en una empresa…
En Cooperación Internacional ONG hemos organizado acciones de voluntariado para más de 30 empresas en los últimos dos años. Aplicamos nuestra experiencia de gestión del voluntariado con jóvenes a la realización de actividades con empresa, con resultados más que satisfactorios tanto para los empleados como para las compañías. Mientras muchos de los trabajadores participantes continúan practicando distintas formas de voluntariado una vez que lo han probado a través de su empresa, las compañías consiguen no sólo equipos más cohesionados sino generar un sentimiento de pertenencia e identificación con la compañía y, en definitiva, una vía para expresar una cultura corporativa preocupada por aportar algo a la sociedad.
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