31 de octubre de 2024
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Cuatro hiatos por los que avanzar (y 2)

Cuatro hiatos por los que avanzar (y 2)

Los cuatro hiatos

A estas alturas de la reflexión, hemos hablado aquí de dos hiatos. Primero, el acceso, a través de las TIC, a la información a que alude la “Sociedad de la Información”: No por tener la tecnología tenemos suficiente e idónea información; y segundo, la generación de conocimiento valioso y aplicable a partir de la información disponible: Una traducción, la de la información a conocimiento, nada inmediata en muchos casos. Quizá, para desplegar perspectiva, debamos ya identificar los cuatro hiatos:

  1. Del uso de las TIC, al acceso a la información que se nos ofrece.
  2. Del examen de la información, al conocimiento valioso, sólido y aplicable.
  3. Del conocimiento práctico, al mejor desempeño profesional.
  4. Del conocimiento/dominio de nuestra área técnica, a la innovación bien entendida.

El lector advertirá, en lo referido al primer hiato, que, una vez generalizado el uso de las TIC, no se trata ya de superarlo mediante la mera alfabetización digital o informática, sino, por una parte, de asegurar que los continentes contienen, y por otra, de saber buscar con la debida estrategia y tenacidad. Por ejemplo, y aunque todo esto es sin duda más complejo, complejísimo, no basta con manejarse en Internet, sino que precisamos encontrar información relevante relacionada con el tema que nos ocupa, y hacerlo en un tiempo reducido. Para superar este primer hiato precisamos destreza informática, pero también perspicacia, intuición, agudeza.

Una vez que accedemos a la información buscada -o quizá se nos ha hecho llegar por algún medio, sin tener que buscarla-, topamos con el segundo hiato. En el paso de la información a conocimiento no debemos precipitarnos, aunque muchos pasen de largo por aquí. Superar el segundo hiato exige un dominio de las denominadas competencias informacionales (mi editor prefirió poner “informativas” en un libro mío: Se trata de una editorial muy importante y no se sintió obligada a consultarme). Sobre este tema, y sólo para mostrar mis inquietudes y reflexiones y alentar el debate, he publicado numerosos artículos en revistas impresas y electrónicas, en España y América Latina; pero el information literacy movement arrancó hace unos 20 años, si no antes. Dentro de las competencias informacionales, yo destaco siempre el pensamiento crítico, que parece tener el paso obstruido en las empresas, quizá porque se funde o confunde con la criticidad o el escepticismo.

Supongamos que, tras desplegar numerosas competencias informacionales de carácter cognitivo, emocional y operacional, hemos llegado al conocimiento valioso, sólido y aplicable que íbamos buscando; de ahí a la aplicación hay un tercer hiato, porque el conocimiento capacita para la acción, pero una acción efectiva, acertada, fructífera, realmente productiva, necesita de algo más, tanto de corte endógeno (actitudes, facultades, habilidades, modelos mentales, conductas…) como exógeno (una buena organización en la empresa). La formación continua que se orquesta suele enfocar este tercer hiato e incorporar la doctrina del competency movement; o sea que, en el primer y tercer hiatos sí venimos reparando… Los que quizá se nos escapan más son el segundo y el cuarto. Vamos por el cuarto.

Atención al cuarto hiato

El cuarto hiato es el que nos lleva a la innovación a partir del conocimiento. Poseer el conocimiento sirve para no reinventar la rueda, ni cualquier otra cosa ya inventada; pero no asegura que podamos ampliar nuestro campo del saber; no asegura que podamos ofrecer a la sociedad novedades valiosas que nos hagan más competitivos y prósperos. Superar este hiato requiere algo más que el brainstorming (que además se practica mal); sin embargo, no siempre demanda grandes esfuerzos de investigación y desarrollo: Puede bastar una mente preparada, como decía Pasteur.

En 1997, leíamos en la revista Fortune: “La innovación es la característica singular que engrandece a las mejores compañías. Las compañías que saben cómo innovar no necesariamente invierten grandes sumas en investigación y desarrollo; en vez de ello, cultivan un nuevo estilo corporativo de conducta que admite nuevas ideas, cambios, riesgos e, incluso, errores”. Más de diez años después el mensaje parece seguir vigente; los resultados pueden mostrarse espectaculares cuando nos dedicamos a pensar con penetración y esmero y desplegamos conexiones y abstracciones valiosas.

El profesional experto e innovador de nuestros días —por observador, curioso, intuitivo, sagaz y militante del aprendizaje permanente— encuentra en verdad conexiones y analogías aun cuando no resulten muy visibles; podemos incluso decir que las cataliza y que despliega diferentes ejes de conexión. Recordemos algunas de las características que Mitchell Ditkoff, presidente de Idea Champions, destacaba en los individuos más creativos en sus empresas: Cuestionan el statu quo, buscan nuevas posibilidades, asumen riesgos, advierten conexiones ocultas, se concentran en los desafíos, aprenden continuamente, se muestran perspicaces, concilian la intuición con la razón, despliegan el pensamiento conceptual, el crítico, el sistémico…

Efectivamente, al denominado “trabajador del conocimiento” (knowledge worker) del que nos hablaba Peter Drucker le han atribuido otras etiquetas otros expertos: Learning worker, innovation worker, thinking worker…, y podríamos, en definitiva, hablar del trabajador del saber, el pensar y el innovar: Un aprendedor permanente que en ocasiones es capaz de añadir nuevo conocimiento (innovar) a su área profesional. Curiosamente y aunque no quepa generalizar, en algunas grandes empresas este perfil podría resultar parcialmente neutralizado por la insistente predicación de curiosos modelos de liderazgo, que más parecen de seguidismo. A veces parece haber, en efecto, mayor espacio para pensar con libertad y profesionalidad en las pymes, aunque en general haya seguramente remitido el despliegue de singulares doctrinas y liturgias evangelizadoras, con el primer ejecutivo como sumo pontífice.

De la era industrial arrastramos tal vez la imagen del trabajador creativo como individuo que constituye una pesadilla para su jefe; pero el hecho es que la nueva economía demanda profesionales que piensen y sean capaces de generar novedades valiosas. Las empresas más inteligentes, grandes o pequeñas, catalizan la materialización de esta capacidad. Se hace por tanto preciso que, dentro del concepto de aprendizaje permanente, incluyamos el desarrollo de facultades cognitivas y de fortalezas personales específicas, aquellas que más contribuyan a la innovación. De hecho, se hace preciso que aprendamos (conocimientos y habilidades) lo que ya saben los demás, y también lo que todavía no sepa nadie (que exploremos, descubramos, innovemos).

El lector puede y debe asentir y disentir, que de eso se trata cuando compartimos reflexiones.

Gracias por su atención.

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2 comentarios en «Cuatro hiatos por los que avanzar (y 2)»

  1. No entiendo el título del editorial. Hiato es :

    1. m. Encuentro de dos vocales que se pronuncian en sílabas distintas.

    2. m. Solución de continuidad, interrupción o separación espacial o temporal.

    3. m. Anat. Hendidura, fisura.

    4. m. Métr. Disolución de una sinalefa, por licencia poética, para alargar un verso.

    5. m. p. us. Abertura, grieta.

    No se referirá a hito en su acepcción número 5:

    hito, ta.

    (Del lat. fictus, part. pas. de figĕre, clavar, fijar).

    1. adj. desus. Unido, inmediato.

    2. adj. desus. firme (‖ estable).

    3. adj. ant. Se decía de la persona importuna o pesada en insistir o pedir.

    4. adj. ant. Se decía del caballo negro, sin mancha ni pelo de otro color.

    5. m. Mojón o poste de piedra, por lo común labrada, que sirve para indicar la dirección o la distancia en los caminos o para delimitar terrenos.

    6. m. Persona, cosa o hecho clave y fundamental dentro de un ámbito o contexto.

    7. m. Juego que consiste en fijar en la tierra un clavo y tirarle herrones o tejos.

    8. m. Blanco o punto adonde se dirige la vista o puntería para acertar el tiro.

    9. f. Clavo pequeño sin cabeza, que se queda embutido totalmente en la pieza que asegura.

    10. f. hito (‖ mojón).

  2. Efectivamente (segunda acepción), me refiero a separaciones o discontinuidades pendientes de solución: no por tener la tecnología se llega a la información y la comunicación; no por tener la información poseemos el conocimiento, etc. Gracias por la oportunidad de explicarlo.

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