El plan norteamericano de rescate financiero aprobado la semana pasada, las recientes intervenciones de bancos británicos y la posibilidad de otros planes a nivel europeo me hacen plantearme la siguiente cuestión: ¿Por qué tengo que ayudar a un banco que me negó una hipoteca? (reconozco que lo de la hipoteca es accesorio)
Incluso, aunque me la hubiera concedido, ¿por qué tengo que ayudar con mi dinero –que es lo que es el dinero público, aunque para algunos esto no sea así- a salvar o reflotar una entidad financiera mal gestionada por directivos con sueldos multimillonarios?
¿Acaso alguien va a intentar salvar o reflotar mi negocio en caso de que este se encontrara en dificultades? Seguro que el banco ese no. Y eso que, sumando cientos de miles de pequeños negocios con dificultades, la magnitud del problema podría ser mayor que el que inicialmente azota al sistema financiero o inmobiliario: Pequeños negocios a los que también se les está negando sistemáticamente financiación pública (y privada) para que puedan resolver sus problemas –a través de sociedades de garantía recíproca, institutos oficiales, los propios bancos, etc.-.
Lo que ocurre, como siempre, es que una entidad financiera con 50.000 empleados que se vaya a pique es socialmente más grave que 50.000 negocios con un autónomo al frente que corran la misma suerte. Es más, puestos a que se hunda alguien, es mejor que se hundan los autónomos, que cotizan igualmente a la seguridad social, pagan sus impuestos… pero no tienen paro, por lo que no hay coste de prestación por desempleo para el Estado, ni Fogasa…
Pues eso es lo que se está haciendo en Estados Unidos y lo que se plantean hacer los líderes políticos europeos (España no, de momento, aunque no creo que haya dinero para hacerlo) para capear el temporal. Algo que, aunque reconozco que puede aliviar temporalmente la crisis económica y animar los mercados financieros a corto plazo, no es más que un parche temporal, es pan para hoy y mañana y hambre para pasado, y, además, es una medida contraria a las normas del libre mercado.
¿Por qué las entidades financieras y no los autónomos? ¿Por qué no los concesionarios de automóviles? ¿Por qué no las empresas de limpieza o las de material de oficina? ¿Por qué no se ayuda a los abogados, o a los carniceros…?
¿Acaso reparten sus ingentes beneficios los bancos cuando las cosas han ido bien? ¿Por qué entonces repartir fondos públicos cuando van mal?
Aquellas palabras tan criticadas de Solbes hace unas semanas toman protagonismo otra vez, pero para darle la razón: “Si la recesión sirve para limpiar la economía, la situación no tendrá más importancia". Era muy criticable eso de que no tuviera importancia, y también que esto lo dijera pocos meses después de negar la crisis y de que su jefe llamara antipatriotas a aquellos que avisaron de la que se nos venía encima. Pero lo de la limpieza… toda la razón. ¿Por qué se tiene que dedicar nuestro dinero, dinero público, a rescatar sociedades en quiebra? Sobre todo cuando empresas con beneficios procedentes de actividades no especulativas no pueden acceder a ayudas públicas?
Hagamos limpia, y que las reglas del juego se apliquen a todos por igual… o a nadie ¿Que el coste social será muy elevado? Qué le vamos a hacer, asumámoslo y pidamos responsabilidades a los que han provocado con sus decisiones la quiebra de esas sociedades. Y, sobre todo, cambiemos nuestro modelo productivo, eliminemos nuestra dependencia financiera de determinados agentes y preparémosnos para el futuro.
No queda otra.
1 comentario en «Planes de rescate: ¿Son moralmente aceptables en economías no intervenidas?»
Estoy totalmente de acuerdo!
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