Una delgada línea separa la demencia de la cordura cuando un líder toma decisiones bajo presión. La intuición es un preciado tesoro que cuando escasea, convierte al líder de éxito en un manager del montón.
En el ámbito empresarial del día a día, los managers toman continuamente decisiones basadas en su intuición. No tienen todos los datos pero tienen que definir una estrategia contando sólo con unas cuantas variables despejadas. Hay quien dice que “para eso les pagan”. Tomar decisiones con todas las variables despejadas no tiene mérito. “Eso lo hace cualquiera”.
La intuición es como un “saber” que no proviene de un camino racional y que no puede explicarse. Las intuiciones se pueden presentar habitualmente como reacciones emotivas repentinas a determinados eventos o sensaciones, a veces corporales.
Realmente lo que hace el manager sin darse cuenta es utilizar su capacidad de “feed forward”, entendida ésta, como una capacidad predictiva, no cognitiva, proveniente de experiencias anteriores almacenadas en su subconsciente.
A veces una cara de alguien a quien acabas de conocer nos resulta agradable o desagradable y no sabemos por qué. Habitualmente la causa son determinados rasgos o movimientos que nuestro inconsciente identifica como iguales a otros rasgos de seres apreciados o repudiados.
En definitiva la intuición es un conocimiento inconsciente que a pesar de no ser racional influye sobremanera en la forma en la que se construyen estructuras racionales.
¿Qué diferencia a un líder demente de un líder cuerdo?
Sólo el libre albedrío.
La consciencia de que tenemos libertad de elección.
El líder demente toma decisiones pensando que no tiene “más remedio”.”Es que no puedo hacer otra cosa…” Pensará que toma un determinado camino porque no hay otro y además lo tendrá perfectamente argumentado. Esto es lo que llamamos en coaching explicaciones tranquilizadoras. El líder demente está condicionado por sus propias creencias limitadoras y sus paradigmas de vida. No ve otra realidad que la suya propia. De hecho, piensa que el mundo es como él lo ve. Su modelo del mundo es “el modelo correcto del mundo”
El líder cuerdo utiliza su intuición y su racionalidad para liderar, es decir, para coordinar acciones, recursos y personas que produzcan resultados positivos. Para hacer que las cosas que tienen que pasar realmente pasen. Vive sus decisiones como elecciones y no como pérdidas de otras opciones o como alternativas únicas. Anima a sus seguidores, hace de continente y permite el crecimiento propio y ajeno. El líder cuerdo delega adecuadamente teniendo en cuenta la madurez de cada uno de sus colaboradores en función de la tarea que tienen asignada. Es generoso, entendiendo la generosidad como dar espacio para que “otros” le den a él. Pone su atención en el proceso y no tanto en los resultados. Está más pendiente de lo que pasa en el campo de juego que del marcador. Reflexiona y explora las creencias limitadoras de su equipo que provocan comportamientos inefectivos y toma acción para producir cambios de paradigmas. El líder cuerdo no adopta un rol determinado sino que utiliza sus propios valores personales para acompañar un equipo camino del éxito.
El líder cuerdo lidera desde el ser y no desde el actuar
Los comentarios están cerrados.