La recesión económica en la que se encuentra inmerso el país amenaza a más y más sectores con el paso de los días. Nadie se libra ya de la crisis, aunque si hay un colectivo especialmente afectado, ése es el de los inmigrantes. Según los últimos datos publicados por el Ministerio de Trabajo, las autorizaciones laborales que concede el Gobierno a ciudadanos extranjeros se han desplomado un 75% en la provincia de Alicante de un año para otro. En 2006 se registraron un total de 41.937, mientras que el pasado ejercicio se contabilizaron tan solo 10.104.
Esta caída en la concesión de permisos se debe básicamente a dos factores, según coinciden en señalar los expertos. Por una parte, a la crisis en sí. "Es un hecho constatado y comprobado que se están destruyendo empleos", explicó el director del Seminario Permanente para la Inmigración de la Universidad de Alicante, Carlos Gómez Gil. El sociólogo resaltó que el declive económico de la provincia "está teniendo una repercusión muy grande" en el colectivo inmigrante y apostilló que la coyuntura actual ha conllevado "una importante reducción de ofertas de trabajo para puestos que habitualmente eran ocupados por extranjeros". Los sectores con mayor incidencia han sido la agricultura, la construcción y los manufactureros y exportadores. "Desde hace meses se está viviendo un trasvase de estos tres sectores al hostelero", resume Goméz Gil.
Renovaciones
El segundo motivo que ha propiciado que en 2007 sólo se dieran 10.000 autorizaciones laborales está relacionado con el proceso de regularización de inmigrantes que puso en marcha el Ejecutivo de Zapatero en 2005, según detalló el secretario de Comunicación de CC.OO. en l’Alacantí-Les Marines, Salvador Roig: "Hay que tener en cuenta que en 2005 se inició esa normalización y que las renovaciones de permisos se hacen en primer lugar de forma anual y luego ya cada dos años. Es decir, que en 2006 se dieron las primeras renovaciones y en 2007 ya no hace falta volver a solicitarla".
No obstante, los datos publicados por el Ministerio de Trabajo sacan a relucir, según constata el propio Roig, que pintan bastos para los extranjeros. "El gran temor que tenemos desde el sindicato es que después del gran proceso de regularización que se ha llevado a cabo no se puedan renovar los permisos porque no hay ofertas laborales. La incertidumbre se va a acentuar a partir de ahora y el Gobierno deberá adoptar medidas cuanto antes", concluyó.
Todos esos datos hacen referencia a 2007, pero es a partir de este año cuando la caída económica comienza a ser más pronunciada. Sólo hay que echar un vistazo a las afiliaciones de extranjeros a la Seguridad Social para cerciorarse de que con el paso de los meses la cuesta va cogiendo más pendiente. De hecho, en junio de 2008 -último mes que recogen las estadísticas del Ministerio- se ha registrado la mayor caída interanual de la última década, puesto que el número de afiliados ha descendido en más 4.000 -de 99.013 a 94.849-. La tendencia de los dos últimos lustros ha sido alcista hasta ahora.
ESTADÍSTICAS
La utopía del contrato indefinido
Las dificultades laborales de los inmigrantes para hallar un empleo se ven además aderezadas con la inseguridad laboral. De hecho, sólo cinco de cada 100 contratos que se formalizaron a extranjeros en la provincia durante todo 2007 fueron indefinidos, según se desgrana del "Informe del Mercado de los Extranjeros 2008 en Alicante", publicado por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales en colaboración con el Inem. De los 156.318 contratos que firmaron los foráneos, únicamente 8.606 fueron por tiempo indeterminado. Por obra y servicio se contabilizaron 63.680 y temporales hubo 72.046. Entre las dos categorías absorbieron el 86 por ciento del total.
A estas cifras hay que añadir un "importante número" de inmigrantes que trabajan de manera irregular y sin ninguna garantía. Tanto Carlos Gómez Gil como Salvador Roig coinciden en destacar que todavía existe una importante bolsa de economía sumergida e instan a las Administraciones a acentuar las inspecciones en una época en la que las contrataciones comienzan a decaer tras años de continuos aumentos.
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