“Los modelos rígidos de organización del trabajo están obsoletos”, asegura Carlos Alemany, Director General de Korn/Ferry en España, al hilo de los resultados de un informe sobre teletrabajo, realizado por su compañía entre directivos de más de 50 países. Según este estudio, tres de cada cuatro ejecutivos encuestados (el 69%) valora la posibilidad de trabajar desde casa como la segunda medida más eficaz para ser más productivo y mejorar el equilibrio de su vida profesional y personal, sólo precedida por la flexibilidad de horarios.
Esto significa que la costumbre de tener mesa, silla, teléfono, cajones, incluso la foto de los niños en la oficina, ha pasado a la historia. Ya son muchas las compañías que tienden a prescindir del puesto de trabajo físico para sus empleados, sobre todo para aquellos que, por las características específicas de su puesto, necesitan disponer de la máxima movilidad. La otra cara de la moneda es la incertidumbre que supone para empleados “menos modernos” que tienen que llegar antes a la oficina y cargar con su cubilete de bolígrafos y sus post-it para garantizar que “cogen” mesa al no tener despachos o sitios asignados.
Pero aunque esto sea una realidad y el teletrabajo es una de las medidas más apreciadas a la hora de conciliar la vida laboral, personal y familiar, no todos los sectores son propicios para su implantación y su éxito depende en buen grado del tipo de actividad. La buena noticia es que la inversión tecnológica necesaria para ofrecer esta posibilidad a los trabajadores, es perfectamente financiable por todo tipo de empresas. Sólo es necesario un ordenador portátil, línea ADSL y una blackberry con correo electrónico.
Con estos elementos, se puede instalar el puesto de trabajo en cualquier lugar, ya sea en casa, en un hotel, en un parque, o incluso en la playa, si fuera necesario. Mucho más difícil que llevar a cabo esta inversión tecnológica es conseguir un cambio en el modelo de gestión. Con un sistema flexible de organización del trabajo, es necesario que los directivos y la empresa en general, funcione con un modelo basado en los resultados. Por desgracia, son muchos los mandos que sienten recelo y desconfían de la responsabilidad de los trabajadores.
Por parte de los empleados, los problemas son otros. Muchas personas piensan que trabajando desde casa es muy difícil separar el tiempo laboral del tiempo personal. Consideran que llevar trabajo a casa significa no poder desconectar nunca y que al final, lo único que consigues es prolongar indefinidamente la jornada de trabajo.
Estas percepciones están bastante alejadas de la realidad. La presidenta de Seguriber, Mónica de Oriol, confesaba en una reciente conferencia sobre Conciliación organizada por el Ayuntamiento de Madrid y la Red Concilia, que ella se levantaba y contestaba a los mails, luego hacía ejercicio y dejaba a los niños en el colegio. Después iba a la oficina y trabajaba desde allí. Por la tarde se iba pronto a casa, a eso de las cinco, y mientras sus hijos hacían los deberes, ella se sentaba a su lado para seguir trabajando. Cuando se acostaban todos, revisaba de nuevo el correo y contestaba los temas urgentes para dar por terminada su jornada.
Para muchos, este modelo de trabajo es una auténtica pesadilla. Para De Oriol, ha supuesto el modelo ideal para tener una familia numerosa y montar una empresa que empezó con una docena de empleados y que hoy cuenta con más de 2.000. Lo cierto es que cada persona debe organizarse a su manera y, el teletrabajo no debe significar trabajar más, sino trabajar cuando a ti te viene bien.
Reticencias a parte, el teletrabajo sigue su crecimiento imparable. Por tamaño de empresa, las pequeñas son las que más facilitan esta opción a sus empleados. Según el informe del Premio Empresa Flexible 2007, elaborado por la agencia de comunicación CVA, el 30.6% de las pequeñas empresas ponen a disposición de sus trabajadores los medios necesarios para teletrabajar, frente al 23.1% de las medianas y el 21.5% de las grandes.
“La posibilidad de trabajar desde casa me ha facilitado mucho la vida”-comenta Conchi Sánchez, trabajadora de Seadco Ibérica, empresa con 8 trabajadores en España. “No trabajo desde casa siempre, sólo de forma ocasional, cuando los niños se ponen malos o en verano, que trabajo unas cinco horas en la oficina y el resto en casa”. “Hay que seguir adelante con esta medida -asegura una periodista de uno de los principales grupos editoriales de España- pero hay que implicarse: negociar con la empresa y comprometerse con ella, asumiendo cada uno su parte de responsabilidad. Trabajo desde casa por las tardes, aproximadamente un tercio de mi jornada, y eso me ha ayudado mucho en mi vida personal y ha aumentado mi productividad, porque estoy mucho más motivada”.
Aunque el teletrabajo es una medida que se percibe cómo más necesaria en las grandes ciudades, debido a las enormes distancias que suelen separar el domicilio del lugar de trabajo, y a las dificultades de desplazamiento, lo cierto es que las personas, por nuestra propia naturaleza, siempre buscamos lo más cómodo. Así, la idea de levantarnos, ducharnos, desayunar tranquilamente y sentarnos delante de nuestro portátil es tentadora; si a esto le sumamos que evitaríamos el terrible atasco de la hora punta de la mañana (vivamos en la ciudad que vivamos, los atascos siempre están ahí), el horror de estar agobiado con la corbata o los tacones (según los casos), la posibilidad de trabajar en nuestro propio ambiente, y el comprobado aumento de la productividad y la motivación del empleado… ¿alguien se atreve a decir que no?
Condiciones de éxito del teletrabajo para el empleado
- Rigurosa organización del tiempo
- Medios técnicos necesarios
- Alta productividad
- No perder el contacto con la organización
- Tener claros los objetivos y cumplirlos
Condiciones de éxito del teletrabajo para la empresa
- Máxima confianza en el teletrabajador
- Poner a su disposición los medios técnicos necesarios
- Implicarle en la empresa por vías alternativas
- Mantener el contacto con el empleado
- Establecer claramente cuáles son los objetivos del teletrabajador
Yolanda de Diego – CVA
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