Lo de antipatriota ya queda lejos. Siendo benevolente, hasta aquella afirmación de Zapatero de que todo aquel que afirmara que España estaba en crisis era un antipatriota tenía su fondo de verdad, porque un exceso de pesimismo podría afectar a potenciales inversiones extranjeras en nuestro país, frenar el consumo interno, etc. Pero ahora se demuestra –para los que no quisieron verlo entonces- que la cosa no estaba alejada de la realidad que nos está tocando vivir: Empresas cerrando, el paro aumentando, el consumo bajando y Zapatero sonriendo.
El 37º congreso del PSOE ha ignorado la situación. El aborto, el voto inmigrante, la reelección de Zapatero como secretario general, la nueva ejecutiva del partido, la paridad… son asuntos más importantes que las saturadas oficinas del INEM.
Ya decía el anterior ministro de Trabajo, Caldera, a principios de mayo, que no sentía gran preocupación por el paro porque en dos años ¡¡¡dos años!!! retomaría la senda de la recuperación. Eso lo decía el actual ideólogo del partido socialista, alguien que no tendrá que preocuparse por buscar un nuevo empleo, alguien que vivirá de por vida -si alguna empresa de las que todos conocemos no lo remedia ofreciéndole un atractivo puesto de consejero- de los presupuestos generales del Estado.
Y Solbes, todo un ministro de Economía, ha llegado a afirmar que la victoria de España en el europeo de Alemania ayudará a reactivar el consumo. Que se lo digan a aquel aficionado que se abrió la cabeza contra una farola después de reactivar el suyo propio.
Pero eso no es todo. El presidente Zapatero ha dicho que "ser optimista es una exigencia moral, un rasgo de decencia y de elegancia"; es decir, en mi caso, que lo veo todo muy negro, que me quedan pocos argumentos para el optimismo, por no decir ninguno –y eso que tengo trabajo-, para el señor presidente soy un inmoral, un indecente y un chabacano, además de antipatriota.
Es más, pide a no se sabe bien quien que consuma y trabaje. Acérquese señor presidente a una de esas oficinas del INEM con colas que dan la vuelta a la esquina desde varias horas antes de abrir, y que reparten unos pocos tickets al día para que no se cansen demasiado los funcionarios, y pídales a esos que allí esperan que consuman y trabajen. Alguna carcajada oirá seguro de alguno de ellos. Pregúnteles si son optimistas, y, si le responden que no, dígales que son unos indecentes, inmorales y chabacanos.
Ya que no se hace nada desde su Ejecutivo, nada que no sea tapar agujeros –eso que llama protección social-, por lo menos no nos destroce los oídos con frases para la Historia; y no genere más tensión de la que ya hay, que con aquella que era necesaria para ganar las elecciones ya obtuvo rédito más que suficiente.
Señor presidente, que siga usted tan optimista, decente, elegante y moral como siempre.
2 comentarios en «Soy un indecente»
Querido Enrique, siempre me sorprendes positivamente. Creo que eres la únca persona responsable de un medio que se atreve a decir las cosas como son (o al menos como las piensas).
Nunca te has cortado un pelo en dar tu opinión políticamente incorrecta sobre el mundo de RRHH o en este caso sobre política.
Un abrazo y sigue así
Andrés
Los que lo vemos, lo vemos muy claro. Se necesita otro Presidente. Pero ¿cómo hay tanta gente que no lo ve? No vale ni lo de la incultura ni lo de la desinformación? Por qué tantos le compran todo a este tipo con tal de no reconocer que es un desastre?
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