Hace diez años, un candidato que buscara trabajo en uno de los primeros portales de empleo no podía hacer mucho más que leer las vacantes publicadas en un tablón de anuncios electrónico e introducir su currículum en un formulario para enviarlo a aquellas ofertas que más le interesaran. Sin embargo, pronto resultó evidente el potencial que tenía aquel nuevo canal. Mientras el número de usuarios subía como la espuma, los portales de empleo intentaron ganar cuota incorporando nuevas utilidades.
En los últimos años, la eclosión de la web 2.0 está abriendo nuevas vías de encuentro entre oferta y demanda de trabajo. Un reciente estudio afirma que un 80 por ciento de los headhunters usa Internet para conseguir y comprobar datos sobre sus candidatos, mientras que estos aprovechan la red para acudir a las entrevistas armados con información sobre las empresas que, en ocasiones, los propios entrevistadores desconocen.
Asistimos a la consolidación de los portales de empleo generalistas, al tiempo que surgen otros especializados en ciertos nichos. Entre tanto, su funcionalidad continúa enriqueciéndose. Algunos, como Kangarooster, ayudan al candidato a identificar las ofertas que mejor se adaptan a sus características, e, incluso, calculan el tiempo que necesitaría para desplazarse desde su domicilio hasta la empresa.
En un entorno caracterizado por una superabundancia de información han aparecido agregadores, sitios que exploran la red y permiten encontrar todas las ofertas publicadas en diferentes portales de empleo que respondan a unos criterios determinados. Del mismo modo han surgido aplicaciones biográficas como ZoomInfo o Spock, capaces de identificar y consolidar en una única entrada todas las referencias que sobre un determinado individuo existen en la red. Algunas de ellas pueden corresponder a la ficha de esa persona en una o más redes sociales, sitios que facilitan la gestión de contactos y relaciones interpersonales.
En ellas las empresas pueden encontrar con facilidad perfiles que se adapten a sus necesidades. Pueden ver con quién está relacionado un determinado candidato y obtener referencias acerca de esa persona. Por su parte, las redes sociales aportan a los candidatos visibilidad, y son una fuente de contactos e información sobre las empresas a las que se dirigen. A efectos del mercado de empleo destacan redes de carácter estrictamente profesional, como LinkedIn o la alemana Xing, más popular en nuestro país tras la adquisición de Neurona y eConozco. Hay quien, como Blue Chip Expert, va más allá, y apuesta por poner precio al valor de esas redes, distribuyendo entre los eslabones de la cadena de contactos los honorarios que paga una empresa cuando contrata a uno de sus expertos. O NotchUp, que permite a las empresas encontrar candidatos pasivos y ofrecerles un incentivo por participar en un proceso de selección.
En otro orden de cosas, Internet pone a disposición de las personas que buscan empleo herramientas para ayudarles a gestionar de forma eficaz su desarrollo profesional y, eventualmente, enfrentarse con éxito a un proceso de cambio de trabajo. En esta línea nos encontramos con Checkster, sitio desde el que podemos solicitar y obtener, de forma confidencial y gratuita, información sobre nuestros puntos fuertes y débiles de un modo que recuerda aquellos ejercicios de feedback 360º que tanto predicamento tuvieron en los años 90. Otro ejemplo interesante es Jiibe, que permite a las personas en busca de empleo encontrar las empresas cuya cultura corporativa se adapta mejor a sus preferencias individuales.
Por otra parte, cada vez son más las empresas que se han decidido a comunicar sus ofertas de trabajo en el mundo paralelo de Second Life, donde, al margen de la información que podemos obtener en algunos sitios corporativos, ya se celebran ferias de empleo, con presencia de empresas de primer orden, en donde los "avatares" –o representaciones virtuales- de los candidatos pueden entrevistarse con representantes de las compañías participantes.
Artículo tomado de RHPEDIA
Los comentarios están cerrados.