La mayoría de las compañías destinan, anualmente, un tanto por ciento de su partida de gastos a cursos formativos para la plantilla. Cada vez más organizaciones apuestan además por realizar esas sesiones de formación con la última tecnología del mercado, permitiendo a sus directivos situarse en la vanguardia de sus conocimientos de una forma cómoda y efectiva.
Actualmente la oferta formativa es muy amplia, y es posible llevarla a cabo de múltiples maneras, a través de sistemas e-learning, formación presencial o, también -una de los más convenientes para las organizaciones-, en sesiones blended, que conjugan lo mejor de los anteriores sistemas.
El e-learning surgió como una de las principales vías para el aprendizaje a distancia, a través de Internet y con muchas posibilidades para el seguimiento, la evaluación y la tutoría. Sin embargo, con el paso del tiempo estamos viendo que no está siendo un método muy aceptado, ya que sus principales ventajas, permitir aprender en cualquier sitio –en el domicilio o en el trabajo– y evitar desplazamientos, se ven superadas por los factores negativos que lleva asociados, como el aislamiento y la decepción, lo que provoca el alto nivel de abandono que existe en la formación de este tipo.
Es por tanto necesario combinar la formación on line con la formación presencial para, sin quitar las ventajas del e-learning, apoyarlas con algunas horas presenciales ante un instructor de “carne y hueso”.
El componente e-learning permite al alumno liberarse en parte de una serie de ataduras -horarios, clases, desplazamientos…- y a las compañías reducir sus costes al menos en un 60 por ciento, frente a los costes de la formación presencial.
El principal inconveniente del e-learning se supera por la posibilidad de tener sesiones presenciales con el profesor y el resto de los compañeros; además, pueden seguir las clases en grupo. El formato blended está siendo ampliamente aceptado por los profesionales que necesitan mejorar y ampliar sus conocimientos y, a día de hoy, se plantea como la principal arma de subsistencia dentro del panorama formativo español en nuevas tecnologías.
Otra de las ventajas es el incremento del retorno de la inversión, que se consigue no sólo por un menor coste total de la acción formativa, sino que también se ve claramente incrementado por el aumento de la efectividad de la formación, al dilatar los intervalos entre sesiones presenciales que permiten asentar mejor los conceptos adquiridos y una atención más individualizada mediante las tutorias virtuales.
No es un gasto, es una inversión
No olvidemos que la formación es una inversión que a corto, medio y largo plazo dará sus frutos – dependerá del curso y de su aplicación en el seno de la organización-.
La mayoría de las compañías destinan, anualmente, un tanto por ciento de su partida de gastos a cursos formativos para la plantilla, gestionados a su vez por los departamentos de RR.HH.
Hay quienes consideran que sólo es una inversión para el trabajador, pero, aunque en buena medida así sea, también es una herramienta de fidelización de los empleados, de captación de clientes y de calidad de servicio. En este sentido, el papel que juegan los departamentos de RR.HH. es fundamental para mantener la buena marcha de la empresa, ya que son ellos los responsables de gestionar la vida laboral de todos y cada uno de los empleados y su formación.
Una organización bien formada podrá hacer frente a los cambios del mercado, evolucionar con sus clientes y ofrecer el mejor servicio. Dejará atrás el estancamiento y se convertirá en una compañía de moda, flexible y con experiencia. La profesionalidad de sus empleados estará no sólo en el buen hacer de su trabajo, sino también en los conocimientos aprehendidos durante las etapas formativas. Y se conseguirán mejorar tanto los procesos internos como los externos, lo que permitirá optimizar los procedimientos e incrementar la competitividad.
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