En estos últimos años ha ido creciendo y consolidándose un concepto de gestión empresarial muy importante, desde mi punto de vista, para el buen funcionamiento de las empresas.
Las organizaciones serias, y responsables socialmente con los clientes, y lógicamente con sus trabajadores, saben muy bien que no hay nada mejor que ser TRANSPARENTES, interna y externamente, para generar una sólida confianza ante los mercados y con sus trabajadores.
LA TRANSPARENCIA corporativa es la herramienta estratégica que mejores resultados está dando a aquellas empresas que quieren desarrollar una gestión integral de excelencia.
¡Qué fácil es decirlo y que difícil llevarlo a cabo! Y es que para ser transparente, en primer lugar, hay que querer serlo, y, en segundo lugar, hay que estar totalmente seguro, habiendo superado todo tipo de prejuicios y complejos.
¿Quiere ser usted transparente? Todos coincidiremos que el primer sentimiento que experimentamos es la inseguridad, el miedo a quitarnos las máscaras, las caretas, los maquillajes decorativos.
Los equipos directivos de las empresas, y lógicamente los consejos de administración de las mismas, deberían llevar a la práctica LA TRANSPARENCIA corporativa, con la seguridad de querer ser una empresa excelente; libre de máscaras, de publicidad engañosa, de marketing incoherente y poco creíble ante la sociedad, en general, y ante sus trabajadores en particular.
Afortunadamente las sociedades avanzan, y los ciudadanos empezamos a exigir nuestros derechos, como clientes y como trabajadores de las empresas. Cada vez es más difícil que nos metan el dedo en la boca, y reclamamos buenos servicios y productos de calidad.
Puestos a consumir, y a pagar, exigimos calidad y responsabilidad social a las empresas. ¿Acaso los grandes supermercados y demás tiendas no están repletas de curritos de a pie, entre ellos muchos inmigrantes? Han sido los propios mercados los que nos han otorgado un importante papel a los consumidores.
Volviendo a los temores, y a lo de querer ser transparentes, existen, lamentablemente, empresas que, por desconocimiento o por ser más rentable a corto plazo, maquillan su imagen corporativa ante la sociedad y ante sus trabajadores.
No hay nada más contraproducente, a medio y largo plazo, para una empresa que crear y vender una determinada imagen corporativa que no corresponde con la realidad. Así, aquellas empresas que en su publicidad y en su marketing corporativo se autoproclaman solidarias con los sectores desfavorecidos, responsables con el medio ambiente, cumplidoras de las normas de calidad, comprometidas con sus empleados, y no es verdad, se están exponiendo a perjudicar enormemente su CREDIBILIDAD, ante las administraciones de todos los ámbitos, ante las organizaciones sindicales, ante los futuros clientes y ante los mercados -nacionales e internacionales-.
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