Según el estudio, los hombres, también en contraste con las mujeres, están bastante más interesados en alcanzar puestos directivos o destacar en el ámbito laboral a través del éxito profesional. Les estimula controlar el trabajo de otros desde una posición de líder y no desdeñan ser centro de atención y protagonista cuando surge la ocasión.
También, a los hombres les resulta significativamente más fácil tomar decisiones rápidas, sobre todo si éstas ayudan a alcanzar los objetivos que se persigan. Se definen como menos expresivos, con una mayor contención emocional que en casos extremos puede transmitir una imagen de frialdad y poca o nula implicación afectiva. En el trabajo son más creativos que las mujeres y aportan mayor cantidad de soluciones originales.
Mujeres y hombres no difieren en el valor que le dan a las relaciones personales en el ámbito de trabajo, al trabajo en equipo o la cercanía física con los compañeros.
Por otra parte, analizados los datos del estudio por rangos de edad, dividiendo la muestra en tres grandes grupos (menores de 25 años, de entre 26 y 30 años y mayores de 30 años) obtenemos resultados muy significativos.
Podemos destacar que los más jóvenes buscan entornos laborales en los que es más importante la relación con los demás, la existencia de normas que les guíen y el apoyo de jefes cercanos. Este mismo grupo de edad, con menos experiencia laboral, valora en mayor medida las relaciones personales y los ambientes más cordiales. Son más impulsivos, menos sedentarios – buscan situaciones y experiencias múltiples -, esforzados y demuestran tener más ambición que sus mayores.
Por su parte, los trabajadores mayores de 30 años se interesan más por perfiles de tipo organizativo, es decir, prefieren crecer dentro de la empresa y ya no son tan proclives a cambiar de entorno. Les atrae alcanzar en su carrera profesional puestos importantes con gente a su cargo a los que organizar y dirigir. A medida que va adquiriendo mayor experiencia, aumenta la facilidad para la toma de decisiones en virtud de una autoconfianza y seguridad en sí mismo forjadas por los años de experiencia vital y profesional.
Como culminación del análisis de los datos disponibles, se procedió a buscar diferencias generadas por la ubicación geográfica.
Para este análisis, se han utilizado perfiles de diecisiete Comunidades Autónomas, pero para hacer más fáciles las estimaciones, se dividió el territorio nacional en cuatro grandes superficies: Norte (que comprende Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, Navarra, La Rioja y Aragón), Levante (Cataluña, Valencia, Murcia y Baleares), Sur (Andalucía y Canarias) y Centro (Extremadura, Madrid, Castilla y León y Castilla-La Mancha).
Según los datos del estudio, podemos destacar que los candidatos de la zona Centro parecen ser quienes manifiestan un mayor interés por aspectos vinculados al liderazgo y la dirección de equipos.
Por el contrario, los trabajadores de la zona de Levante son los menos interesados en desempañar funciones de mando o liderazgo y parecen menos preocupados por las relaciones personales en el trabajo.
Los trabajadores de la zona Sur muestran una preferencia media-alta por el liderazgo y las relaciones personales en el trabajo.
Los participantes de la zona Norte no se han significado en ninguna de las variables analizadas adoptando valores promedio en todas ellas.
Tanto si comparamos a los trabajadores por sexo, edad o zona geográfica, no debemos olvidar que estamos hablando de diferencias entre medias. No hay que interpretar los datos aquí discutidos como determinantes, ya que considerar el sexo, edad o ámbito geográfico de un candidato no es suficiente para elaborar un perfil del mismo.
En un momento socio laboral donde las grandes capitales pueden presumir de disfrutar de “pleno empleo” se hace indispensable conocer las fuentes de motivación de sus trabajadores, de cara a facilitar la permanencia y retención de los más talentosos. Este estudio aporta las claves necesarias para crear entornos de trabajo mejor adaptados a sus trabajadores, hecho éste que redundará en una mayor satisfacción laboral, índices de rendimiento más elevados y, sobre todo, por extensión, una sociedad encaminada hacia la felicidad.
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