Dirigir una empresa es una tarea difícil que implica la inversión de mucho tiempo, dinero y esfuerzo, y lo más complicado, la gestión del capital humano. Además, en ocasiones los empresarios tienden a sobrecargarse de trabajo como consecuencia del temor a no conseguir los objetivos marcados o no cumplir las expectativas de sus clientes y no confiar en que sus colaboradores puedan hacerlo igual o mejor que ellos. Este exceso continuado de trabajo provoca un sin fin de consecuencias negativas en el rendimiento de la empresa, en la motivación del equipo y en el propio empresario, provocándole un estrés innecesario que, a la larga, ya sea por enfermedad o por saturación de trabajo, obstaculizará el desarrollo y progreso del negocio. La actividad empresarial se convierte así en una fuente de problemas y temores en lugar de un proyecto resultado de la ilusión y el cariño con el que fue concebido.
Por otro lado, esta incapacidad para delegar del empresario genera conflictos en la rutina laboral: Es un estrés añadido para el empresario y una fuente de insatisfacción para los colaboradores, que no sienten que aporten valor. Implica además que el empresario, convencido de que el negocio no puede funcionar sin su presencia, se dedica a tareas delegables y omite dedicarse a labores estratégicas que sólo él puede hacer: Reducirá su disponibilidad para realizar viajes de trabajo, buscar nuevas oportunidades de negocio, desarrollar alianzas estratégicas o acuerdos comerciales o, incluso, aspectos más personales como tomarse unas vacaciones o la incapacidad de desconectar en su tiempo libre.
La ausencia natural en el puesto de trabajo del empresario constituye el parámetro fundamental a la hora de valorar el auténtico rendimiento de una empresa; si su gestión resulta verdaderamente eficaz o si un mal planteamiento está minimizando el potencial de la misma.
- Administrar su negocio con eficacia
- Tomar las decisiones acertadas
- Formar un equipo de trabajo capaz y activo que le permita ausentarse sin miedo del negocio
- Centrarse en las tareas propias de su puesto
- Recuperar la ilusión y satisfacción con las que fue concebida su empresa
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