Como bien sabemos, el Coaching es una técnica que trata de elevar el nivel de rendimiento del capital humano a través de la toma de conciencia de las oportunidades de mejora por parte del empleado, dirigida por un conocimiento estratégico y motivacional por parte del Coach.
El Coaching, sin embargo, no significa que el Coach le enseñará al empleado las mejores técnicas, ni cómo debe hacer el trabajo. La mejor forma de aprender es a través de la propia vivencia y a través de la toma de conciencia por parte de uno mismo. Por tal motivo, la técnica del coaching debe ser dirigida de tal forma que no sea una clase magistral de un importante profesor de la universidad, sino un autoconocimiento o toma de conciencia y, a la vez, un reconocimiento de oportunidades de mejora que promuevan el aprendizaje y un mejor desempeño dentro de la organización.
No todas las personas pensamos, actuamos, sentimos o respondemos igual en una situación determinada. El Ser Humano no es como el Perro de Pavlov, donde por un estímulo se obtenía una respuesta específica. Como el Ser Humano no reacciona de la misma manera ante iguales estímulos, debemos definir qué fin deseamos alcanzar y los diferentes medios para obtener igual resultado. Por ejemplo, si deseamos que nuestros empleados tengan éxito en un proyecto, podemos proponer diferentes técnicas para obtener nuestro fin, dependiendo de qué agente motivador predomine en la persona, es decir, podemos motivarlas con reconocimiento personal -oral o escrito-, con supervisión constante y feedback de los proyectos, presentar metas más retadores, etc. Pero lo más importante es saber qué Agente Motivador predomina en cada persona, para activarlo y así obtener resultados a corto, medio o largo plazo.
Por eso, cuando hablamos de Coaching, es indudable que debemos hablar de agentes motivadores para que esta técnica tenga el resultado esperado, tanto para la organización como para el empleado en cuestión. Es allí donde entra el Coach, quien debe conocer qué rasgos de personalidad son los que predominan en cada empleado y así dirigir la sesión de Coaching a través de sus propios agentes motivadores.
Teniendo una lista de los posibles agentes motivadores es posible guiar las sesiones de Coaching. Esto indica que las preguntas se pueden realizar en función de estos, lo que permite definir cuál de ellos resulta más impactante y ejerce mayor fuerza en el empleado.
De forma global, los rasgos de personalidad permiten predecir qué motiva a los empleados de la organización; por ejemplo, un rasgo como la Autoestructura, o la Necesidad de Extructura Externa, permite definir si un empleado “debe” tener, o no, objetivos específicos y/o alineamientos definidos para sentirse motivado a llevar a cabo sus proyectos y actividades de forma eficiente y eficaz.
Es posible que un empleado prefiera sentir libertad y definir las prioridades de la posición, o bien, que otra persona prefiera tener objetivos definidos mensualmente y que ambos puedan tener desempeños impresionantes en la organización. Con este ejemplo definimos la Dinámica de Personalidad, donde se une la “Capacidad” con la “Disposición” a través de Agentes Motivadores.
No basta conque alguien tenga las competencias y conocimientos para realizar una actividad, sino que, además, debe tender a hacerlo, lo cual implica motivación. Si las capacidades y las motivaciones –juntas- están presentes, como “dinámicas” en un individuo, lo probable es que también tiendan a ponerse en funcionamiento de manera fácil y espontánea; por ello, si una persona es capaz y, además, está motivada, con gran probabilidad "lo hará". De ahí la posibilidad de predecir y encaminar el desempeño futuro de las personas, su potencial de desarrollo, su motivación y su satisfacción.
Por esto, si una persona no se encuentra motivada a realizar una actividad, por más competencias que sean identificadas y por más exitoso que haya sido en sus experiencias anteriores, ésta no tendrá un alto desempeño. Una buena técnica de Coaching encaminada hacia Razgos de Personalidad y Motivaciones permitirá obtener el 120% del Capital Humano Exitoso que tenemos.
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