Con las elecciones generales a la vuelta de la esquina, en plena campaña preelectoral, y con promesas de unos y otros circulando de un lado para otro –ya llegará el momento de opinar sobre las que afectan a RRHH-, de vez en cuando se producen curiosas informaciones que nos hacen olvidar nuestros problemas, reírnos un buen rato y retornar a los orígenes mas primarios del ser humano.
En este sentido, quién no ha sido testigo de la típica y divertida escena del grupo de obreros, pañuelo de cuatro nudos en la cabeza, palillo en la boca, mono azul o camiseta blanca de tirantes, moreno Agroman… piropeando a toda aquella señora o señorita que pasara por delante de sus ojos y fuera capaz de “alegrarles la vista” durante unos breves pasos. Dichas galanterías provocaban, incluso, el agradecimiento de la piropeada cuando se revestían de buen gusto e imaginación.
Pues bien, desde Chile se informa –a lo mejor allí el día de los inocentes fue la semana pasada- que se ha convocado entre los obreros de la construcción un concurso de piropos del que el ganador será designado “El Señor de los Piropos”. El motivo del concurso es, según dice la nota de agencia, “rescatar las características más típicas de estos trabajadores”, es decir, sacar fuera de todo trabajador de la construcción al "homo constructus" que todos llevamos dentro.
Ahora viene lo más curioso: Esta ‘competición’ ha sido organizada por sindicatos del sector y por instituciones públicas. Además, un grupo de 20 “promotoras” –según dice la nota- serán las encargadas de estimular –incentivar- la delicada creatividad de los concursantes.
Reconozco que me dan ganas de sacar un billete de avión e ir a Chile a comprobar in situ el desarrollo de este singular desafío empresarial, y que intento imaginar cómo sería la situación en España si se convocara un concurso similar, aunque me cuesta bastante; no veo a la UGT ni a CC.OO. promoviendo un premio de estas características; ni a la USO ni a la CNT, ni a la CEOE ni al resto de organizaciones empresariales y sindicales. Tampoco soy capaz de ver al Instituto de la Mujer dando su beneplácito al tema de las animadoras -otra cosa sería organizar el mismo concurso entre obreras-.
El señor de los piropos provocaría, como mínimo, una comisión de investigación en el Parlamento, algo que no conseguirían ni los tipos hipotecarios por las nubes, ni la especulación ladrillera más salvaje, ni la crisis inmobiliaria más profunda ni el cobro de comisiones más descarado.
Chile is different.
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