Últimamente me ha tocado volar bastante a diferentes destinos como Perú, Colombia, Argentina, o los lagos del sur de Chile. Incluso una Minera me invitó a hablar de Innovación y Aprendizaje durante la ceremonia de entrega de unos premios de innovación a la que arribamos literalmente volando entre medio de la cordillera de Los Andes en un avión privado para 20 personas.
En cada uno de los viajes he sido cliente de una compañía aérea diferente y, sin dudarlo, la mejor experiencia fue con la compañía… más pequeña. ¿Será que el tamaño no importa?
Tras tantos kilómetros recorridos por el aire, he podido constatar 2 realidades:
1- Las empresas no se toman en serio la formación…
… y las aerolíneas, en particular, menos, porque de otra manera no harían lo que hacen, como comprobarán en las historias que les voy a contar. Imagino que una de las explicaciones proviene de las grandes dificultades que encuentran las Áreas de Capacitación para construir indicadores que demuestren el impacto de sus iniciativas en los resultados que son relevantes para el negocio.
Desde el punto de vista de los pasajeros, esta frivolidad resulta evidente si nos fijamos por ejemplo en cómo nos "educan" en temas de seguridad cuando estamos esperando pacientemente el despegue de la aeronave. La azafata/o repite mecánicamente un ritual que dura varios minutos y consiste en explicarnos cuáles son las salidas de emergencia, cómo funciona la mascará de oxígeno, etc. mientras prácticamente nadie presta atención (las compañías más modernas han sustituido esas inútiles sesiones por videos igual de inservibles).
Aunque hayamos escuchado las mismas instrucciones decenas de veces ¿Alguien cree realmente que si nos hiciesen un examen acerca de esas "materias" seríamos capaces de aprobarlo? Debiese preocuparnos, es un asunto de vida o muerte. ¿Por qué deciden hacerlo así? La razón debe ser que confían en las escasas posibilidades estadísticas de que ocurra un accidente o en que si ocurre, por mucho que nos adiestren, lo más probable es que nadie pueda escapar vivo. Si realmente les preocupase cerciorarse de que aprendemos cómo usar la mascará de oxigeno o cómo usar la salida de emergencia y deslizarnos por el tobogán inflable, simularían diversas situaciones de accidente y nos obligarían a usar dichos accesorios repetidamente hasta verificar que somos capaces. Es lo que hacen en todos los países cuando te enseñan a conducir un coche. Elemental.
En mi caso, como mido 1.90m, cada vez que llego al mostrador en el aeropuerto y hago el check in, solicito un asiento de salida de emergencia. Mi suerte suele ser desigual, a veces me lo dan y otras no. Se supone que para acceder a dicho asiento, las personas deben reunir una serie de características que vienen resumidas en una tarjeta que es idéntica para todas las líneas y aviones. Mi experiencia me dice que una vez en el avión y cuando me acomodo en mi sitio, a veces el personal de la compañía me pide que por favor lea esa tarjeta especial para quienes ocupan dichos asientos y otras veces no. Lo curioso es que cuando leo la tarjeta dice cosas como:
USTED ES UN PASAJERO DE VITAL IMPORTANCIA EN ESTE VUELO, LE HA SIDO ASIGNADO UN ASIENTO EN UNA SALIDA DE EMERGENCIA. Usted debe:
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Ser capaz de utilizar ambas manos y pies. Tener equilibrio y fuerza para operar las salidas de emergencia
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No tener enfermedades o lesiones que le impidan actuar rápidamente
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No tener algún impedimento auditivo o visual que impida cumplir ordenes
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Leer bien para comprender la información aquí contenida
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Hablar correctamente para transmitir a otros pasajeros la información pertinente
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Ser capaz de ayudar a otras personas a evacuar por las Salidas de Emergencia
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Si hay una orden visible o audible de evacuación y cuando el avión esté detenido completamente:
1. Mire hacia fuera para detectar humo, fuego o daños, si los hay NO ABRA LA PUERTA O LA VENTANILLA
Y una cuantas joyas más de idéntico calibre.
Las preguntas que nunca me he podido responder son ¿Por qué unas veces me piden que lea la tarjeta de seguridad y otras no? Cuando que me piden que la lea, ¿Cómo verifican que no tengo enfermedades, impedimentos, entiendo lo que leo, soy capaz de ayudar a otros a evacuar o seré el primero en salir corriendo o cómo seré capaz de discernir si el avión tiene daños y por tanto si debo o no abrir la puerta? Sin duda, se trata realmente una broma aunque, de nuevo insisto, no olvidemos que es la vida la que está en juego.
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