-
La formación, ¿gasto o inversión?
-
¿El e-learning puede ser la solución para optimizar la inversión de una empresa en formación?
-
¿Las estrategias diseñadas para afrontar el cambio competen sólo al equipo directivo?
-
¿La formación debería centrarse en fomentar la innovación y la creatividad en el seno de las organizaciones, como tanto se proclama?
Para Philios Andreou, Senior Vice President de BTS Iberia (grupo BTS), referente mundial en el desarrollo de simulaciones de negocio, la formación, como el marketing -por ejemplo-, es un apartado en el presupuesto de una empresa que se puede considerar como un gasto o como una inversión, según como uno lo utilice. “Si lo utilizamos como un gasto, lo mejor es reducirlo en situaciones de crisis económica. Si es una inversión, en periodos de decrecimiento es mejor realizarla, especialmente si pensamos que nos puede ayudar a llegar a resultados a corto o medio plazo”, señala.
Pero, ¿qué hace que el presupuesto en formación sea un gasto o una inversión? Philios Andreou enumera tres puntos clave:
-
Para que realmente sea una inversión, la formación tiene que estar ligada a mejorar aspectos que impacten en el negocio. Un ejemplo es la formación que permita a las empresas aumentar su eficacia y productividad. “En muchos países, una formación especialmente importante es la que versa sobre Gestión del Negocio. Si los empleados entienden cuáles son las palancas del negocio, tomarán mejores decisiones, y esas decisiones contribuirán a mejorar la productividad del negocio".
-
Tiene que ser muy relevante y práctica, para que lo que se aprenda pueda implementarse en la empresa.
-
Tiene que estar basada en las metodologías más efectivas del aprendizaje, para asegurarse una retención mayor y una puesta más fácil en practica. “Si, como está demostrado, las simulaciones son 8 veces más eficaces que la formación en aula tradicional, puede que su utilización sea uno de los temas a tener en cuenta”. En este sentido, recuerda que “de media, las personas que participan en sesiones de formación recuerdan un 5% de lo que escuchan, un 10% de lo que leen y un 20% de los que ven y escuchan en presentaciones multimedia. Pero si se utilizan métodos como enseñar a través de la actuación o aplicar inmediatamente lo aprendido, las tasas de retención de usuario se disparan hasta el 80%”, según un estudio de Corporate Universities, Jeanne Meister.
Philios nos propone un ejercicio de imaginación: “Tenemos un equipo de fútbol, y las cosas no van bien tanto en el aspecto deportivo como en el económico. Estamos perdiendo partidos, lo que hace que la gente pierda la ilusión y el entusiasmo y que sean cada vez menos los que vienen a vernos, y, por tanto, ingresemos menos dinero. ¿Deberiamos entonces entrenar menos? Sería una manera de reducir costes… Ya que los entrenamientos cuestan mucho, vamos a entrenar sólo un día a la semana”. En realidad, cualquiera diría todo lo contrario: “Ahora es el momento de entrenar más, ahora es el momento de luchar más, ya que, si no lo hacemos, difícilmente podrás cambiar y volver a obtener la confianza de los aficionados”.
Por ello surge el segundo interrogante:
¿El e-learning puede ser la solución para optimizar las inversiones en formación?
Depende, según Philios Andreou. “Es una opción errónea si optamos por esta modalidad sólo por el ahorro de costes”, afirma. Además, señala que un buen programa de e-learning puede ser tan costoso como las sesiones presenciales. “La utilización del e-learning como una solución barata colgada en una web habitualmente da como resultado, en primer lugar, una menor efectividad, por el hecho de que la gente, generalmente, no entra o no completa el curso. En segundo lugar, menor poder de seducción y menor entendimiento por parte del alumno. Comprende menos los temas por falta de interactividad y de una metodología de alto impacto en la formación. En tercer lugar, no podemos olvidar que un parte formativa requiere la discusión con otras personas para el aprendizaje colectivo, y un programa diseñado con el coste como único factor de selección no facilita esa opción”.
Formación sí, y con las herramientas más efectivas, pero ¿sobre qué temas? ¿Debe ir la formación encaminada a fortalecer o desarrollar factores como innovación y creatividad, como tanto se proclama hoy en día?
Según Philios Andreou, la innovación en los negocios es uno de los aspectos clave de crecimiento y diferenciación, pero “sólo si va ligado al entendimiento del propio negocio”, señala. “No tendría sentido invertir en cursos sobre cómo ser más creativo o innovador con técnicas de creatividad e innovación si no estamos seguros de que nuestra gente entiende perfectamente nuestro negocio, nuestras medidas de resultados y nuestras palancas para generar ingresos y rentabilidad”.
En su opinión, cualquier intento de fomentar la innovación en el seno de la organización debe ir unido a un buen entendimiento del entorno competitivo del negocio, de sus posiciones estratégicas y de las capacidades operativas de la empresa para tener éxito. Esto es como estar viendo un partido de fútbol y opinando sobre cómo hacer las cosas sin tener muy claro ni las reglas del juego, ni las estrategias de los dos equipos, ni las capacidades de los jugadores. Como espectadores puede ser gracioso o entretenido opinar, pero como miembros de la empresa necesitamos un buen entendimiento de todo antes de innovar y crear.
En periodos de crisis, decrecimiento o incertidumbre es cuando más hay que entrenar a los equipos, con los enfoques adecuados, y cuando las empresas deben diseñar estrategias para afrontar el cambio. Ahora bien, estas estrategias, ¿competen sólo al equipo directivo? “En absoluto”, afirma Philios Andreou. En muchas empresas las estrategias se confeccionan en los despachos de Dirección, dejando al resto de la organización con el mensaje de implementarlas sin preguntas…
“El problema es que resulta imposible implementar algo que no entiendes o que no compartes”, señala. Para Philios, ahí está la clave de los resultados exitosos de una empresa. “En todos los estudios, tanto académicos como los realizados por consultoras estratégicas, se demuestra que los problemas de las empresas no radican en una estrategia errónea, sino en su incapacidad para implementarla, y eso tiene que ver con la resistencia al cambio de las personas”. En su opinión, las empresas deberían ayudar a toda la organización a entender sus posiciones estratégicas, el entorno, las claves del crecimiento y las métricas/indicadores, “para que todo el mundo pueda trabajar hacia la consecución de los resultados”, afirma. Alineación en la empresa es el nombre del juego. El famoso dicho “remar en la misma dirección” pero poniendolo en práctica e invirtiendo en ello para poder exigirlo a la gente a posteriori.
Los comentarios están cerrados.