“Quisiera cambiar de empleo y he empezado a moverme en el mercado de trabajo. Ya que no puedo dar como referencia a mi actual jefe ni a nadie de mi actual compañía (nadie sabe que me quiero ir), me veo obligado a dar la referencia de mi jefe antiguo, con quien acabé muy mal. ¿Qué puedo hacer?”.
Algunas empresas, antes de tomar una decisión definitiva, contrastan la información e impresiones recabadas sobre ti con referencias profesionales que tú mismo debes proporcionar. Es ahora, antes de que surja la necesidad, cuando tienes que preparar y controlar tus referencias profesionales.
¿A quién elegir?
Debes elegir preferentemente a 3-5 personas que te hayan conocido en un pasado reciente. El valor de la referencia se devalúa con el paso del tiempo.
Debes incluir a tu antiguo jefe entre tus referencias, aunque sientas recelo, rechazo o falta de confianza hacia él. Recuerda que el hecho de que hayas mantenido malas relaciones con él no implica necesariamente que quiera entorpecer, ni mucho menos, tu búsqueda de un nuevo empleo. Además, resulta que cuanto más intentes ocultar a tu ex-jefe como referencia, más impulsado se sentirá tu empleador potencial a pedirle información, y es posible que inicie un contacto sin que hayas preparado el terreno. Habla con él. Te sorprenderá de cómo cambia la percepción de las personas transcurrido un cierto tiempo.
Ten en cuenta que, con independencia de tu antiguo jefe, puedes elegir tus otras referencias entre personas que pertenecían a tu misma empresa (compañeros, personas con un puesto similar al tuyo) o personas externas a la empresa (clientes, proveedores, banqueros, consultores…). Es aconsejable mezclar estos dos tipos de personas, y no es indispensable que todas sigan en activo.
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