“Tengo ganas de cambiar de aires. Me encantaría desarrollarme profesionalmente y no veo estas posibilidades en mi actual compañía. Aunque no sé si este es buen momento para el cambio. No sé si en mi caso resultaría aplicable la frase “vale más malo conocido que bueno por conocer”.
A partir de nuestra experiencia, destacamos las cuatro situaciones más frecuentes para plantearse un cambio profesional:
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La creencia de haber terminado una etapa profesional
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Una insatisfacción provocada por un enfrentamiento, probablemente con el jefe directo
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Una voluntad de promoción o desarrollo
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“Dejarse llevar”
Estas situaciones ocasionan algunos comentarios:
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Es adecuado no estar más de 3 o 4 años en el mismo puesto
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Hasta los 30-35 años es recomendable, e inclusive conveniente, pasar por diferentes áreas o funciones en una misma o en varias empresas
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Siempre es mejor provocar nosotros el cambio que tener que reaccionar a él
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Muchas veces el cambio es provocado por acciones que hemos desarrollado sin una voluntad expresa
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Cambio no es necesariamente cambiar de empresa, a veces es muy posible, y también recomendable, que el cambio se desarrolle dentro de una misma organización
Respecto a la “creencia de haber terminado una etapa”, es evidente que será necesario transformar el término creencia en certeza para lo cual la única receta válida es la de haber hecho un buen “autoanálisis” y evitar el autoengaño. Algunos elementos objetivos que nos permitirán asegurar dicha “certeza” son:
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Llevar más de 3 años en el mismo puesto
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No existir perspectivas razonables de promoción o desarrollo en tu actual empresa
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La imposibilidad de “crecer” en el mismo puesto
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Estar dispuesto a definir un objetivo concreto
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Diseñar un plan activo de búsqueda, que ocupará probablemente un 15-20% del tiempo “laboral” durante un periodo de 4 a 6 meses
Y, sin ninguna duda, disponer de un “discurso” adecuado y coherente para explicar esta voluntad de cambio.
En cuanto a la segunda, “saber estar en el lugar adecuado en el momento apropiado”, la colocamos entre las activas por cuanto siempre esta situación se produce por haber “hecho algo”. Siempre debes escuchar, atender y agradecer una oferta profesional, lo que no evita el hecho de que nos planteemos el cambio si se cumplen como mínimo los mismos elementos que se han destacado en el apartado anterior.
Respecto a la tercera, “encontrarse en una situación no voluntaria de cambio como consecuencia de…”, lamentablemente cada vez más común, nuestra experiencia profesional nos dice que es posible plantearse y conseguir nuevas opciones que significan una promoción o desarrollo, pero que para ello resulta imprescindible, entre otras, tomar en cuenta las siguientes consideraciones:
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Plantearte la búsqueda, en la medida de lo posible, como si estuvieses en situación “in”
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Definir un objetivo profesional coherente con las aptitudes, capacidades y motivaciones, y ajustado a la oferta del mercado
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Trazar un plan de búsqueda apropiado
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No desmotivarte por los fracasos iniciales
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Una cierta dosis de “suerte”
Los cambios profesionales deben plantearse y ejecutarse en el momento adecuado y esta circunstancia depende en mayor medida de nuestro propio reloj vital que de las circunstancias del mercado.
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